Permanecer en una “cárcel civil” implica un “tratamiento indigno, degradante, persecutorio y carente de justificación histórica, humana, jurídica y constitucional”. Estoy totalmente de acuerdo, sobre todo si en esa cárcel están alojados Astiz, Pernías, Acosta y otros valientes representantes de una época de nuestra Armada. Es ciertamente “indigno” y “degradante” para cualquier delincuente común (sea ladrón o asesino) compartir la cárcel con imputados por crímenes de lesa humanidad. La sola presencia del héroe de las Georgias (ése que se entregó sin disparar un solo tiro, pero no dudó, según cuentan las malas lenguas, en participar en secuestros y torturas, cuando de monjas y otras mujeres indefensas se trataba) debe producirle náuseas al más templado. No hay justificación para este tipo de “persecución”. ¿No basta con que estén presos? ¿Es necesario que los pongan con esos chacales? La misma historia nos dice que hay diferencias. Desde los juicios de Nuremberg para acá, hay diferencias. “Históricamente” no se justifica y no se justifica desde lo “humano” semejante tratamiento. Por eso estoy de acuerdo en buscar alternativas: sea en Río Santiago o donde estaba la escuela naval militar. Donde sea que los presos comunes puedan ser alojados en mejores condiciones, sobre todo lejos de los (según dicen esas mismas malas lenguas) genocidas.
Ricardo Amorena
DNI 11.598.683
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux