CULTURA DIGITAL › ONE MILLIONTH TOWER REINVENTA EL FORMATO FíLMICO
› Por Mariano Blejman
Desde Londres
Puede sonar un poco pretencioso: reinventar el formato documental. Pero lo cierto es que el film One Millionth Tower acaba de hacer exactamente eso al ser presentado mundialmente en el Mozilla Festival en Londres, organizado por los creadores del navegador Firefox: romper las barreras de lo preconcebido, atravesar la manera de contar historias y definirse políticamente a favor de los estándares abiertos. El film fue mostrado por la directora canadiense Katerina Cizek y “cuenta” la historia de los residentes de altos edificios canadienses, reimaginando sus casas en el cielo. Mientras se hacía el estreno mundial en Londres, la revista Wired transmitió en directo, lo cual es apenas una forma de decir. Porque en verdad la película está pensada para ser vista apenas con un navegador: y mientras uno observa lo que ocurre, puede interactuar con el entorno, incorporar información, nutrirse de la web y “conversar” con los elementos del film.
En el mundo de los estándares de Internet, la Fundación Mozilla siempre bregó por el software libre de ser usado, copiado, distribuido. Así funciona Firefox en todo el mundo, con unos 400 millones de usuarios, algo más del 20 por ciento en todo el mundo. El impacto del documental que se presentó en el festival de Londres tardará un tiempo en comprenderse en el público masivo (aunque ya se puede ver a través de www.wired.com). Pero, básicamente, se trata de un gran proyecto interactivo, desarrollado con estándares abiertos (también se puede ver cómo está desarrollado el código fuente del documental y se lo puede intervenir), como a un programa de software libre. Está desarrollado enteramente en HTML5, que es un nuevo lenguaje para navegadores que revolucionará también la percepción de los usuarios. Y está soportado en un software llamado Popcorn.js, que permite a los navegadores “conversar” con el contenido de los videos. Es decir, One Millionth Tower se comunica con la web mientras es visualizado y para hacerlo sólo hace falta un navegador que soporte HTML5.
Según cuenta Cizek a Página/12 –en el cuarto piso de la escuela Ravensbourg, a unos metros del increíble estadio O2–, “se trata de una nueva manera de contar historias, que hasta ahora era desconocida”. Pero sobre todo –dice Cizek– “es también una decisión política usar estándares abiertos, apostar por formatos que no sean propietarios”. Es que detrás de este gran lanzamiento mundial se encuentra la guerra por los estándares de video para la nueva web. Mientras Microsoft y Apple pregonan por el estándar propietario de H.264, Mozilla y en alguna medida Google apuestan por el estándar abierto WebGL. El impacto de esta pelea no es meramente económico sino político: el uso de un estándar propietario podría generar dependencia de un puñado de empresas y una posible monopolización de la industria cultural. Para decirlo de otra manera, los dueños del estándar propietario podrían ejercer algún tipo de poder sobre el derecho de autor de los productos que se desarrollen con ese formato por el solo hecho de que fueron ellos quienes lo inventaron.
El proyecto-film fue financiado por la National Film Board, con el objetivo de estimular nuevos desafíos audiovisuales, que pretendía usar el formato documental para comprender nuevos aspectos sociales. Y el marco en el que se presentó no podía ser mejor: durante tres días, editores de The Guardian, The New York Times, Zeit On Line, Al Jazeera, realizadores documentales y programadores de alto nivel se reunieron para pensar –y crear– el futuro de los medios bajo el lema “Medios, libertad y la web”. El lenguaje creado para realizar este documental comenzó a ser creado el año pasado, luego del primer encuentro de Mozilla abocado a los medios en Barcelona. Así que, de algún modo, es también el resultado del trabajo comunitario de miles de desarrolladores en todo el mundo, que trabajan en la comunidad de software libre. Ese lenguaje se llama Popcorn y está cambiándolo todo. En el festival de Mozilla estaban presentes los altos directivos del navegador, que hoy se encuentra en una fuerte encrucijada frente al crecimiento de Google Chrome y al descenso de Internet Explorer. Mozilla apuesta fuertemente a generar un lazo con la comunidad abierta a través del contenido, con el fin de lograr que los primeros productos para la nueva web tengan estándares abiertos.
La guerra está abierta y –si bien hay grandes actores en juego, como las fábricas de reproductores audiovisuales que directamente graban en formatos propietarios– Mozilla acaba de ganar una primera batalla cultural: el mundo tendrá una novedad. El film puede verse sin demasiada interacción, pero también puede intervenirse. De hecho, la hora y el clima del film cambian, basados en las condiciones actuales en Toronto, y tiene una tecnología llamada three.js que permite a los espectadores “caminar” por los alrededores de los edificios, pero también decidir cómo cambiar un barrio en decadencia, o proponer dónde podría ir un jardín.
Se interactúa no sólo con fotos de la web, imágenes de Google Street View. Tal vez lo increíblemente brillante que ha sido el lanzamiento en Londres haga pensar que los espectadores podrían quedar más embelesados con la tecnología que con el contenido, pero para Cizek no se trata de eso sino de comprender cómo un documental puede mostrar una historia vinculada con el tema urbano, y a su vez –el sueño de buena parte de los documentalistas, al fin– intervenir la realidad del entorno que se quiere retratar.
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