CIENCIA › DIáLOGO CON ALEJANDRO COSTELO, DOCTOR DE LA UNQUI CON MENCIóN EN CIENCIAS BáSICAS Y APLICADAS
Para que una vacuna contra un virus surja efecto tiene que responder a las variantes que circulan en una comunidad. La epidemiología molecular se encarga de identificar esas variantes y prevenir los posibles cambios que generen resistencias a las vacunas.
› Por Leonardo Moledo
–Usted tiene un grupo aquí...
–Sí, dentro del Laboratorio de Inmunología y Virología. Yo dirijo las líneas que tienen que ver con los rotavirus.
–¿Qué son los rotavirus?
–Son virus que reciben su nombre porque al microscopio electrónico aparecen como una rueda y su importancia radica en que es el microbio causante de diarreas más común en la primera infancia. Causa aproximadamente entre el 40 y el 60 por ciento de las diarreas de invierno. Hace más de 25 años que se desarrollan vacunas contra el rotavirus y desde el año 2006 existen vacunas en el mercado. En Argentina se venden solamente en privado; hay una tendencia en la Sociedad de Infectología Pediátrica a introducirla en el programa nacional, pero las autoridades todavía no lo han decidido porque hubo otras prioridades. Países vecinos, sin embargo, ya la tienen dentro del programa de vacunación. De cualquier forma, se sigue investigando el desarrollo de nuevas vacunas, porque es previsible que surjan variantes.
–Y usted ¿qué hace?
–Estudiamos la epidemiología molecular, es decir, cuáles son los tipos que están circulando. La importancia de esto radica justamente en que la implementación de las vacunas tiene que tener esa información como background para saber si los serotipos que circulan coinciden con los serotipos que se dan en la vacunación. De hecho, en Argentina se detectan variantes que no tienen que ver con las vacunales. Hasta ahora se ha visto muy buena protección con la vacuna, pero es previsible que en el futuro aparezcan variantes con resistencia, porque es una vacuna que no induce inmunidad esterilizante, sino que es una inmunidad que permite la infección del virus en el individuo. Es una vacuna que protege contra la severidad y contra la enfermedad, pero no impide que el virus replique en los individuos.
–¿Qué hace el virus?
–Al ser un virus RNA existen muchas variantes. Se trata de un reovirus.
–¿Qué es un reovirus?
–Un virus al cual en el momento del descubrimiento no le encontraron una asociación con ninguna patología, pero en el año ’73 al rotavirus se lo identificó como asociado a las diarreas. De hecho, es uno de los causantes más importantes. Como virus RNA es muy variable y con posibilidades de mutar rápidamente, por eso es un virus para el que se siguen creando vacunas que pueden ser más confiables, porque si uno introduce presión con un serotipo, como es lo que ocurre cuando uno introduce una vacuna, rápidamente surgen otras variantes que pueden ser prevalentes. El estudio a través de los años de la epidemiología celular nos permitió saber, por ejemplo, que con 10 años alcanza para que una nueva cepa se haga prevalente. Es un virus muy resistente que con el tiempo se va diseminando de manera global. Es un virus, entonces, que se puede modificar y puede emerger como una nueva variante en un lapso relativamente corto.
–¿Qué diferencia hay entre reovirus y retrovirus?
–Son familias completamente diferentes. La diferencia más importante radica en las formas en que se producen. Los retrovirus son virus que tienen un genoma ARN, pasa a ADN y ese ADN se integra en la célula y queda de por vida. Por eso los retrovirus son tan difíciles de erradicar de un individuo infectado. El reovirus produce infecciones agudas y es eliminado. Es un tipo de replicación que se produce solamente en el citoplasma de la célula, nunca ingresa en el núcleo, reproduce su ARN, sus proteínas, y sale de la célula para infectar otras. No se queda integrado. Entonces produce infecciones de tipo agudo; durante más o menos una semana produce síntomas pero después el sistema inmune lo erradica. Es un ciclo: luego infecta a un nuevo individuo.
–¿Cómo se fabrica una vacuna contra eso?
–Las vacunas que existen ahora son vacunas clásicas, del estilo de la vacuna Sabin. Es un virus vivo, que se da oralmente. Produce una infección de bajo grado y con baja patogenicidad. Es un virus atenuado.
–¿Y eso qué quiere decir?
–Es un virus que, por alteraciones genéticas, pierde virulencia, pierde capacidad de producir patogenicidad.
–¿Qué tipo de modificaciones?
–Esa es la pregunta del millón, porque, por ejemplo, hay muchos virus que desde hace tiempo se conocen en sus formas atenuadas y no se entiende por qué las modificaciones que se le han hecho lo han convertido en un virus atenuado. En el caso de los rotavirus, hay modificaciones en proteínas de superficie, por ejemplo en proteínas no estructurales, que producen un virus atenuado. Por qué esas modificaciones conducen al serotipo atenuado es algo que no se comprende bien todavía.
–Entonces se le da el virus atenuado al individuo.
–Sí, previa prueba en animales. Se va probando con un virus mutado que se va inyectando en el animal. Si el virus sigue siendo sintomático, se sigue probando. Cuando se tiene el virus atenuado, el animal sobrevive. Cuando se consigue el atenuado, se lo puede inocular al individuo. Así empezó Jenner. Inoculó un virus naturalmente atenuado en 1789, un virus que replicaba eficientemente en la vaca y en el humano replicaba pero no producía patogénesis. Esto es lo que se llama aproximación jenneriana. Una de las vacunas de rotavirus está basada en una aproximación jenneriana modificada. El esqueleto genómico del virus es animal: son rotavirus de vaca a los que, por reapropiación de segmentos, se les incluyen proteínas de superficie de un virus humano. Entonces produce respuestas inmunes relevantes para proteger contra el virus humano pero tienen un contexto genómico que lo hace atenuado para el humano. Esa es una de las vacunas que hay en mercado. Hay otra que se obtiene por el sistema de pasajes que atenúa una cepa humana.
–¿Y por qué esos pasajes atenúan?
–Introducen mutaciones al azar. Uno tiene que probar si está perdiendo virulencia; tiene que tener un modelo que correlacione con la patogenicidad. Se hacen pasajes o en animales o en células de animales y se producen modificaciones al azar. Actualmente existe la posibilidad de modificar de forma racional los virus. Y de hecho uno podría crear virus atenuados intencionalmente, modificando las proteínas o borrando algunas. Ese tipo de aproximación es el que se aplica más modernamente a la modificación de organismos, pero todavía no hay ninguna vacuna que esté siendo aplicada y que sea producto de eso.
–Lo que pasa es que aún permanece oculta la razón...
–Exacto. De cualquier modo, en algún momento vamos a lograrlo.
–¿Y eso va a ser antes o después de saber el porqué?
–Todas las modificaciones que se hacen racionalmente requieren un conocimiento de cuál es el gen asociado a la virulencia. Todo lo que se hace es en forma racional, con lo cual el conocimiento del porqué es previo.
–Y el trabajo concreto ¿en qué consiste?
–En la línea rotavirus, buscamos primero las variantes circulantes (eso es lo que llamamos epidemiología molecular). Una vez que sabemos lo que está circulando, tenemos un modelo de infección en el ratón que nos permite probar determinados vectores virales, proteínas individuales y virus atenuados.
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