La tecnología puede ser una fábrica de soluciones concretas y la escuela un semillero de futuros investigadores. Con la idea de despertar la llama de las vocaciones científicas en jóvenes de escuelas técnicas y para desarrollar tecnologías innovadoras dirigidas a la inclusión social, se convocó a un concurso de proyectos en escuelas secundarias técnicas en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.

El concurso fue impulsado en el marco de la Plataforma País Ciencia, el proyecto federal para la comunicación pública de la ciencia que busca “reducir la brecha entre ciencia y sociedad” conformada por el Conicet, el Ministerio de Educación de la Nación a través de la Secretaría de Políticas Universitarias, la Fundación Medifé, el Centro de Estímulo al Desarrollo del Conocimiento del municipio de Granadero Baigorria, la Universidad Nacional de Rosario y el Laboratorio Max Planck de esa ciudad.

Participaron de la convocatoria 36 instituciones educativas y fueron seleccionados 10 proyectos. En un acto realizado en la Universidad Nacional de Rosario se les entregó un diploma y una cuota para el de- sarrollo de la mitad del proyecto. Participaron el presidente del Centro Científico y Tecnológico del Conicet Rosario, Roberto Rivarola; el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana, el gerente de la Fundación Medifé, Mario Almirón, y el director del Laboratorio Max Planck de Rosario, Claudio Fernández.

“País Ciencia es un proyecto multiinstitucional generador de políticas educativas que también integra al ámbito privado con la Fundación Medifé y los municipios y comunas que se comprometieron con las iniciativas del proyecto, algo fundamental para que se cierre el círculo y las políticas de Estado se ejecuten”, destacó Fernández, director de País Ciencia, doctor en química biológica y director del Laboratorio Max Planck de Biología Estructural, Química y Biofísica Molecular de Rosario.

El investigador dijo que “hoy existe un gobierno que piensa en la ciencia como política de Estado y permite que la ciencia llegue a la sociedad”. Dirigiéndose a los estudiantes que participaban del acto, Fernández subrayó: “Es importante que el investigador salga del laboratorio a desarrollar los proyectos, que los estudiantes secundarios puedan tener una experiencia práctica y tener una inmersión en un entorno de infraestructura tecnológica de última generación como la que cuenta hoy el Conicet Rosario”.

–¿Por qué es importante que el investigador salga del laboratorio? –preguntó Página/12.

–Por varias razones, pero sobre todo porque tenemos que salir a la búsqueda del que no tiene posibilidades de acceder al conocimiento científico y darle oportunidades, más allá del estrato social al que pertenezca. Queremos ayudar a democratizar el conocimiento y socializar el quehacer científico. Nuestro proyecto nace a partir de una concepción social de la ciencia y la tecnología, como bien público.

–¿Cómo puede socializarse el conocimiento?

–Por ejemplo, que las preguntas las genere el otro, no sólo la comunidad científica, un otro que son los chicos, los jóvenes, las familias, los trabajadores, los adultos mayores, con quien es necesario pensar el presente y analizar el pasado de la ciencia en el país. Desde esta concepción diseñamos experiencias para acercar la ciencia a las escuelas y barrios y también motivar, despertar el interés y por qué no, las vocaciones científicas en los jóvenes, porque de los barrios no salen solamente jugadores de fútbol, también hay que enseñarles otros caminos para que puedan elegir carreras como las científicas.

–¿Como nació la idea de este concurso de tecnologías para la inclusión social?

–Surgió de los mismos chicos y jóvenes con los que venimos haciendo actividades desde País Ciencia, puntualmente fue después de una charla en la Villa 31, que dos jóvenes nos dijeron “muy linda la charla, pero lo que tenemos que ver es cómo la ciencia sirve para resolver los problemas que tenemos acá”. Y nos mostró un terrible basural que tenían ahí y cómo afectaba a su salubridad. Allí nació la idea.

–Entonces, buscan que los estudiantes sean los que aporten esa orientación práctica...

–Lo que buscamos es mostrarles a ellos mismos el potencial que tienen. Queremos generar instancias de reflexión en torno del conocimiento científico situado en su contexto territorial. Por eso son proyectos con la mirada puesta en problemas de inclusión social para repensar problemas del territorio. El mayor desafío es que en las universidades nacionales la matrícula sea cada vez mayor el porcentaje de hijos de trabajadores, y que se reciban. Con ese objetivo, País Ciencia es un proyecto que busca desmitificar la figura del científico, tantas veces caricaturizada, y a pensar el conocimiento como un bien social, no como un privilegio de unos pocos.

Y como se trata de fabricar soluciones, no hay tiempo que perder. Pusieron como fecha límite el próximo 31 de julio, día en que estos diez prototipos tienen que estar terminados. Según informaron los organizadores, en septiembre se organizará una feria científica en la ciudad santafesina de Esperanza, para que todos puedan reconocer el esfuerzo y el talento de los participantes.