En el ámbito de las ciencias y las tecnologías en nuestro país es fácil constatar algunos malos entendidos, que deberían corregirse.

- A pesar de su frecuente uso debemos aclarar que no existe la palabra de dieciocho letras cienciaytecnología, ya que son diferentes los objetivos, los intereses, la forma de trabajo, los actores, la protección de la propiedad de sus resultados y muchos más etcéteras de las ciencias y de las tecnologías. Y cada día se diferencian más.

- La dupla ciencia / tecnología provoca confusiones semejantes a las de la tríada descubrimiento / invento / innovación: se confunden las palabras y muchas veces se las usa como si fuesen sinónimos. En algunos casos también se las toma de a dos, como si una fuese la causa y la otra el efecto. Sin embargo, tienen significados diferentes. Se descubre lo que está “cubier-to”, pero existe, mientras que se inventan artefactos o artificios que no existían La ciencia es una actividad humana que tiene por objeto indagar la naturaleza para descubrir sus secretos, el cómo y el porqué de las cosas. La tecnología es otra actividad, que estudia y sistematiza cómo dominar los fenómenos a través del desarrollo de procedimientos que apliquen lo descubierto a la solución de problemas. En general, los Estados financian la mayoría de las investigaciones científicas, mientras que gran parte de los desarrollos tecnológicos son encarados por empresas. Y aunque los límites son imprecisos, es la tendencia general, en casi todo el mundo.

- En la Argentina no existe un “sistema de ciencia y tecnología” así como tampoco un “sistema nacional de innovación”. El desconocimiento del significado de la palabra sistema puede ser una de las razones del mal uso del término. Ni el conjunto de organismos de ciencia y tecnología en la Argentina, ni las actividades de innovación que se puedan detectar, forman parte de “sistemas”.

- Competitivo no es sinónimo de barato. “Competir” viene del latín cum petere, que quiere decir “buscar juntos”. La competencia representa la oposición a la “lucha por la vida”, “buscar juntos” implica que hay otros que también existen y que participan. La competitividad, de acuerdo con la definición más aceptada, mide la capacidad de una empresa o nación para producir –en mercados libres y justos– bienes o servicios que satisfagan a mercados internacionales mientras que, simultáneamente, aumente –o, como mínimo, conserve– el ingreso real de sus trabajadores o ciudadanos y no se degrade el medio ambiente. Por lo tanto, cuando se emplea el precio como indicador de competitividad quiere decir que se compite por precio, es decir, se ofrece un producto semejante a otros, pero más barato. Pero también se puede competir diferenciándose, es decir, ofreciendo productos diferentes, o mejores. Y este es el tipo de competencia más beneficiosa, ya que exige agregar valor pero aumenta el beneficio.

* Miembro del directorio del INTI, Instituto Nacional de Tecnología Industrial