“En los últimos años se logró que los médicos empiecen a entender la importancia del reloj biológico –afirmó Fernanda Ceriani, directora del Laboratorio de Genética del Comportamiento del Instituto Leloir–. Por ejemplo, la presión arterial cambia a lo largo del día y ese componente debe tomarse en cuenta al medirla. Para análisis clínicos de la presencia de determinadas hormonas se solicita que la persona concurra a determinada hora, porque ése es el momento pico para la hormona que se quiere medir.”

El reloj biológico también se hace presente en las patologías: “Los ataques de asma tienden a ocurrir entre la medianoche y la madrugada; los picos de presión tienden a ser por la tarde; el dolor característico de la angina de pecho, por la mañana”.

“Pero lo que más llama la atención –continuó la investigadora– son hechos que estudia la cronofarmacología: hay una campaña para que los médicos entiendan que el mismo tratamiento puede ser mucho más efectivo si se lo administra en el momento adecuado del día. Se ha demostrado que la quimioterapia contra el cáncer es mucho más eficaz según el momento, y esto es comprensible, porque los procesos biológicos que esa medicación procura controlar, como la división celular o las migraciones de células, están regulados circadianamente. También hay protectores cardiovasculares cuyo efecto es mucho mayor, o el mismo pero con dosis mucho menores, si se administran en el momento adecuado.”