CIENCIA • SUBNOTA › UN ESTUDIO CON RATONES MUTADOS
› Por Pedro Lipcovich
Algunos de los ratoncitos transgénicos que viajaron a Estados Unidos se han hecho adictos a la cocaína. Participan en un experimento para investigar los componentes biológicos de las conductas adictivas: luego de entrenarlos para autoadministrarse cocaína, se constata que, cuando tienen alterado un neurotransmisor, la proporción de ratones adictos sube desde el 20 por ciento hasta el ciento por ciento.
“Efectúan la investigación científicos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), en colaboración con nosotros –contó Marcelo Rubinstein, del Ingebi-Conicet–: compartimos las decisiones sobre cómo hacer los experimentos que se realizan allí. Ya hay resultados enviados a publicar pero, hasta que aparezcan en la revista científica, sólo puedo dar una información general. Se sabe que la cocaína genera adicción, pero no todos saben que, entre quienes toman regularmente cocaína, la proporción de los que se vuelven adictos es menor al 20 por ciento; no es que a los otros no les guste pero la toman de manera controlada. Lo mismo sucede con el alcohol, la gente que tiene dependencia es minoría. Claro que, como son drogas tan usadas, aunque las prevalencias sean bajas la cantidad total de casos es muy alta, y los efectos sociales son importantes. Lo que todavía no se sabe, lo que investigamos, es si hay un sustrato biológico que permita predecir quién puede desarrollar adicción y quién no. Porque los primeros, por ejemplo si son expuestos a situaciones de estrés social, serán los más vulnerables a la toma compulsiva de drogas.”
“En nuestro experimento con el NIH, se comparan dos grupos de ratones; los de un grupo tienen mutado el receptor D2, de modo que su sistema nervioso genera mucha más dopamina. Todos aprenden a autoadministrarse cocaína oprimiendo una palanquita: en el grupo de ratones comunes, como en los humanos, hay un porcentaje que no se interesa por la droga, no se la autoadministra; en cambio en los mutantes se interesa casi el ciento por ciento, y en seguida les empieza a gustar.”
“Otro aspecto interesante es lo que sucede cuando se les discontinúa el suministro de cocaína y se la reemplaza por mera solución fisiológica: los ratones comunes, al darse cuenta de que cesó el efecto, van dejando de apretar la palanca de autoadministración; los ratones mutados, en cambio, siguen apretando la palanca, a la espera de que vuelva la droga, y, después, tienen mucho más tendencia a una recaída. Ya sabemos que las recaídas son un aspecto crucial en las adicciones a drogas y en las conductas de ingesta compulsiva que llevan a la obesidad”, concluyó Rubinstein.
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