CONTRATAPA › LA NOTA QUE MARADONA NO PUEDE DEJAR DE LEER
› Por Adrián Paenza
Hace –casi– exactamente cuatro años, el 30 de junio del 2006, la Argentina empataba en el Mundial de Alemania con el equipo local 1 a 1 en los cuartos de final. Como hacía falta que hubiera un ganador, se jugaron 30 minutos más. Siguió el empate. Entonces, penales. Sí, penales.
Se eligen cinco jugadores por país que se van alternando en ir a patear. Lo que se sortea es quién empieza primero.
Alemania pateó primero y convirtió. Le tocaba a Argentina. El arquero alemán sacó un papel que tenía guardado en una de sus medias y leyó. Supuestamente allí tenía sugerencias de qué hacer ante cada uno de los ejecutantes argentinos. Dijera lo que dijera, no le sirvió. Cruz convirtió su penal. Alemania pateó otra vez, y convirtió. 2 a 1 hasta allí. Ahora, le tocaba el turno a Ayala. El arquero, Jens Lehmann, leyó: primero había un número 2, como para que estuviera seguro si no podía ver el nombre en la camiseta. Después decía: “se toma mucho tiempo; carrera larga, derecha”. Lehmann hizo lo que le sugirieron, y lo atajó. Alemania convirtió el tercero, y se puso 3 a 1. Turno de Maxi Rodríguez. El papel decía, “número 18, izquierda”. Lehmann fue hacia allí pero no le alcanzó. Gol argentino. 3 a 2. Alemania vuelve a patear y Borowski marcó el gol otra vez. Leonardo Franco, el arquero argentino, no había podido contener ninguno. Al menos hasta ahí.
Lehmann vuelve a mirar el papel. Esta vez.... no decía nada. No tenía antecedentes de Cambiasso pateando penales. Al menos, él (Lehmann) no los tenía. Pero Cambiasso había pateado penales en su vida alguna vez.
Y aquí aparece la Teoría de Juegos. ¿Cómo podía saber Cambiasso lo que decía el papel de Lehmann? 1 En todo caso, ¿cómo podía saber que Lehmann no sabía nada sobre él? Lehmann lo miraba como si supiera. El juego de ambos cerebros viajando en distintas direcciones había empezado. Y ni hablar de la presión para Cambiasso, ya que si erraba, Argentina se quedaba afuera. ¿Le convendría ejecutarlo hacia su lado “más fuerte”, o sea hacia la izquierda del arquero? (Cambiasso es zurdo y patear hacia la izquierda del arquero, “su” derecha, es lo más natural.) ¿O le convendría cambiar? ¿Qué sabían los alemanes de él mismo que él no sabía?
El director de cine alemán Sonke Wortmann que estaba filmando un documental con todo lo que sucedía con el equipo alemán dijo: “Lehmann no podía encontrar nada en sus notas que le indicara hacia dónde podía patear Cambiasso. Sin embargo, el ‘trozo de papel’ incidió, porque Lehmann se tomó su tiempo, mirándolo fijo y meneando la cabeza, como si supiera lo que tenía que hacer”.
Cambiasso optó por lo que creyó que era más seguro (para él). A la izquierda del arquero a media altura.2 Lehmann se lo atajó. Argentina se quedó afuera del Mundial.
Pero ésta no pretende ser una crónica deportiva de algo que pasó hace cuatro años. La Argentina está por disputar las instancias finales en Sudáfrica. Los partidos, de aquí en más, se definen o bien en los 90 minutos reglamentarios, o bien en los 30 minutos suplementarios, o si no, en los... penales.
Alemania tenía en su base de datos las tendencias sobre 13.000 (trece mil) penales pateados. Lo que los europeos buscaban no es sólo poder decirle al arquero qué hace cada jugador en cada caso particular, sino también mostrarles “estadísticamente” qué es lo que suelen hacer los pateadores. Y para ello se basaron no solamente en esa información increíble, sino también en un artículo que había escrito el matemático-economista vasco, Ignacio Palacios-Huerta, publicado en abril del año 2003 en la revista The Review of Economic Studies, con el título “Professionals Play Minimax”3. Huerta analizó 1417 penales que se sancionaron durante cinco años (septiembre 1995 - junio 2000) en las tres ligas más importantes del mundo4: España, Italia e Inglaterra. Algunos de sus resultados son los siguientes:
a) En promedio, la pelota tarda tres décimas de segundo (0,3 segundos) desde que es impactada hasta que llega a la línea de gol. Por lo tanto, teniendo en cuenta las dimensiones que tiene que cubrir el arquero, SI NO SE ADELANTA (cosa que está explícitamente prohibida) necesita ELEGIR una de las dos “puntas” para arrojarse y hacerlo en simultáneo con el pateador. Si no, no tiene posibilidades de llegar. Más aún: nadie garantiza que pueda llegar ni aun sabiendo a qué lugar le van a patear.
b) Huerta tomó en cuenta, entre otros datos, si el pateador era diestro o zurdo. Esa información es “clave” para su análisis.
c) La “tendencia” es la siguiente: los pateadores diestros se sienten más cómodos si patean hacia la izquierda de ellos (la derecha del arquero). Al revés, los pateadores zurdos eligen con más asiduidad ejecutar los penales hacia su derecha (la izquierda del arquero)5.
d) Salvando los casos en que fueron ejecutados afuera del arco o pegaron en alguno de los postes, cada vez que el arquero y el ejecutante eligieron lugares distintos, fue gol (obviamente) en un ciento por ciento. En cambio, cuando ambos coincidieron en la elección, solamente fue gol en un 60 por ciento.
e) El porcentaje de penales que se convierten es de un 80,1 por ciento.
f) Cuando en el momento de sancionarse el penal el resultado era un empate o uno de los dos equipos está ganando o perdiendo por un gol, entonces los resultados fueron los siguientes: en 81,9 por ciento de los casos “rompe” el empate; en un 80,2 por ciento sirve para empatar y en un 77,8 por ciento, para aumentar la diferencia a dos goles.
g) Las grandes superestrellas de la historia fallaron penales decisivos: Maradona, Platini, Baggio, Sócrates, etc. Con estos antecedentes, ignorar la “presión” y el “nerviosismo” ofrecería un flanco vulnerable en el análisis. Pero eso involucra estudiar algo “subjetivo”, ya no “fáctico”. ¿Cómo hacer? El método elegido por Huerta fue ajustar su muestra a penales “decisivos” en los últimos 10 minutos de partido. Eso significó extraer el 12,9 por ciento del total de penales que tenía a disposición. Los porcentajes de aciertos disminuyen considerablemente, pero lo que se incrementa es el porcentaje de diestros que patean a la derecha del arquero y de zurdos que patean a la izquierda. Es decir, tratando de “asegurar” su remate, los ejecutantes prefieren no correr riesgos, o al menos, lo que ellos creen que es correr menos riesgos.
Acá, una pausa: eso fue lo que hicieron los alemanes con Cambiasso. No tenían los datos porque sencillamente no había registros internacionales donde mirar. Además Cambiasso no patea los penales en sus equipos. Sin embargo, eso no impidió que al juntar todos los datos que tenían disponibles, Lehmann eligiera lo que pensó que a Cambiasso le sería más natural: patear a la izquierda del arquero, y encima, a media altura.
El análisis podría seguir. Las referencias sobran. No hay ninguna garantía de que siguiendo estas reglas o “tendencias” ni el ejecutante convierta el gol ni el arquero ataje el penal. Pero lo que sí queda claro es que la estadística y la Teoría de Juegos juegan un rol. Uno, si quiere, puede ignorarlo. Es una opción. Pero en todo caso, lo que esto demuestra es que hay una parte del mundo que piensa de otra forma. Y se prepara para enfrentar sus realidades con todos los métodos que la investigación y el estudio proveen.
En el fútbol, como en un penal, como en la vida, hay muchísimos imponderables. Un jugador puede resbalarse, la pelota estar más húmeda o uno tener una “corazonada”. Todo es válido y, como decía más arriba, no hay garantías. Pero si dependiera de mí, yo acumularía la mayor cantidad de datos posibles, los analizaría y se los daría a los jugadores.
Ellos decidirán después, pero al menos, no sólo el arquero alemán tendría un papelito en la media.
1 El famoso papel de Lehmann fue escrito por el entrenador de arqueros alemán Andreas Kopke en una hoja arrancada de un block que decía, “Schlosshotel, Crunewald”, y más abajo, escrito en lápiz: Riquelme, izquierda. Crespo, larga carrera indica que patea a la derecha de él, carrera corta, a su izquierda. Heinze, a su izquierda, abajo. Ayala, número 2, se toma mucho tiempo, carrera larga, derecha. Messi, izquierda. Aimar (número 16), se toma mucho tiempo, izquierda. Rodríguez, número 18, izquierda. La fuente es el libro Soccernomics, de Simon Kuper y Stefan Szymanski.
2 Patear a “media altura” favorece al arquero. Obviamente, si tiene que arrojarse bien hacia abajo o hacia arriba, su brazo tiene que recorrer una trayectoria mayor que si lo hace paralelo al suelo. En cambio, el pateador corre menos riesgos de que la pelota se vaya afuera o por arriba del travesaño.
3 El artículo completo se puede leer acá: http://www.econ.brown.edu/Students/Debipriya_Chatterjee/EC2060page /Readings/Professionals_Play_Minimax.pdf
4 En realidad, Huerta incluyó algunos penales ejecutados en otros países, pero el “grueso” de la información la extrajo de las tres ligas mencionadas.
5 También analizó los penales que se ejecutaron hacia el centro, pero el porcentaje fue de menos del 3,7 por ciento. Los arqueros eligieron el centro todavía en menos casos: sólo el 1,1 por ciento.
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