› Por Juan Gelman
Cada vez más. “Flame”, el último virus detectado, goza de una complejidad que lo convierte tal vez en el más poderoso del planeta. Sólo puede ser producto de conocimientos tecnológicos muy avanzados de un país. Lo descubrieron por casualidad en el 2011: la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo de la ONU, solicitó a Karsperski Lab la investigación del gusano que el año anterior había atacado a miles de Macs en diferentes regiones del Medio Oriente –y no sólo–, particularmente en Irán, el blanco preferido, pero también en los territorios palestinos, Siria, Líbano, Sudán, Arabia Saudita y Egipto. El laboratorio Kasperski, con sede central en Moscú, es famoso a nivel mundial por su capacidad de producir antivirus informáticos de gran calidad.
El Estado que ideó y concretó Flame no lo admite oficialmente, pero The Wall Street Journal (1-6-12) lo señala sin ambages al referirse a otra ciberarma, el notorio Stuxnet: EE.UU, es decir, la CIA y el laboratorio nacional de Idaho del Departamento de Energía. El Washington Post (1-6-12) añade que el Servicio de Inteligencia israelí también participó en la creación de este virus. Trascendió que una de las primeras medidas que tomó Obama al ocupar la Casa Blanca fue la ampliación y el desa-rrollo de la ciberguerra que W. Bush emprendió contra el sistema nuclear iraní mediante el proyecto “Juegos Olímpicos” (www.staradvertises.com.news, 1-6-12). Un error de programación del ataque que dañó instalaciones nucleares de Irán en el 2010 permitió que el Stuxnet “se escapara” de la planta de Natanz, se esparciera por el mundo y fuera detectado.
Los ataques de Flame sucedieron a los de Stuxnet. Cien veces más complejo que un virus típico de computadora y con un código que pesa cincuenta veces más, Flame puede causar efectos sólo comparables con los de un bombardeo aéreo: en abril pasado, cortó todas las comunicaciones por Internet del Ministerio del Petróleo iraní y afectó a la mayoría de las exportaciones de crudo del país (//techland.time.com, 31-5-12). Es lo que se denomina un malware o código maligno, o software malintencionado, que además permite al atacante la captura del tipeo y de la pantalla de una computadora y aun la escucha de conversaciones que tienen lugar cerca de los altavoces.
David Sanger, jefe de la oficina del New York Times en Washington, acaba de dar a conocer un libro que explica cómo los especialistas de “Juegos Olímpicos” tomaron el control de las centrifugadoras del centro de enriquecimiento de uranio de Natanz (Confront and Conceal, Crown Publishers, Nueva York, 2012). Insertaron el programa en las máquinas, éste grabó los sonidos de su funcionamiento y cuando comenzó a destruirlas sólo se oía en la planta el ruido de su actividad normal hasta que explotaban. Los técnicos iraníes no entendían qué estaba pasando.
La empresa de seguridad de la información Symantec-Israel señaló que Flame tiene un impacto masivo en Irán y reveló que el virus infecta y roba información de las computadoras iraníes y de otros países del Medio Oriente (www.haaretz.com, 30-5-12). Funcionarios estadounidenses argumentan que ese método es mejor que un bombardeo aéreo, pero olvidan el enorme daño que causa cuando el virus, inevitablemente, se disemina más allá del blanco y ataca en otros países, incluido el propio EE.UU.
El gobierno de Israel no confirma ni niega su participación en estos juegos olímpicos, pero el viceprimer ministro Moshe Yaalon dio algún indicio de ello: opinó que el uso de ciberarmas es “razonable” contra “la amenaza iraní”. “El nuestro es un país bendecido por su riqueza tecnológica –agregó– y estos instrumentos abren toda clase de posibilidades para nosotros” (//tribune.com.pk, 30-5-12). Yaalon es también ministro de asuntos estratégicos.
La Casa Blanca no se apea de sus contradicciones: Obama insistió en que no objeta el programa energético de Irán, sólo que alguno de estos virus atacó a la planta eléctrica de Bushehr, construida por Rusia. Luego de que algunos funcionarios estadounidenses, que guardaron el anonimato, confirmaran la existencia y el empleo de Flame, EE.UU. negó de manera terminante que tuviera algo que ver. Pero el FBI ha comenzado una investigación para determinar quién o quiénes son culpables de las filtraciones sobre el programa de ciberataques contra las instalaciones nucleares iraníes (//online.wsj.com, 5-6-12).
Hay una cuestión de fondo: el Pentágono viene proclamando que un posible ciberataque contra EE.UU. será considerado como un acto de guerra y podría conducir a una represalia militar (//online.wsj.com, 30-5-12). ¿Cómo habrá que entender entonces los operativos de “Juegos Olímpicos”? ¿EE.UU. ya está en guerra con Irán?
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