Vie 01.03.2013

CONTRATAPA

El próximo presidente

› Por Enrique Medina *

Esto sí, esto no. Seré feliz. Chiche reconoce que no es fácil. Se lo han dicho muchos. También su abuelo, y gracias que aún vive... Aunque... vaya a saberse... Todo es una cuestión mental. Como vivir un sueño, dice el abuelo, que leía cuando todavía tenía vista, y dice que otro viejo que ya se murió escribía de esas cosas. Eso de los espejos, de que uno vive pero en realidad no vive sino que es el sueño de otro... El Chiche sueña mucho, o lo sueñan mucho, vaya a saberse... El abuelo tiene razón: todo es una cuestión mental. Se lo ha reconocido el Cacho, que no es boludo porque la mueve impresionante, ése sí que va a zafar en el fútbol, es bueno y tiene bolas, energía dice él, y va a zafar porque siempre tiene viento a favor. Todavía no lo sabe, pero cuando lo sepa... quién lo para... Esto no. ¿Esto sí...? No es fácil. Si él, Chiche, siempre ha tenido pálpito para otros, ¿por qué le es complicado tener visiones personales...? Habrá miedo. El Cacho lo gasta: ¡che, Chiche, chicheame las bolainas...! El aguanta y lo mira fijo y ahí el Cacho arruga, por algo será; a lo mejor es verdad que los poderes se heredan. Esto sí, esto no. El abuelo le ha asegurado que tiene poderes, que sólo le falta desarrollarlos como hizo su difunta madre... Cuando Bertoto le rompió la jeta y él, Chiche, escupiendo sangre, le vaticinó la muerte para antes de fin de mes, algo se estremeció dentro de su propio cuerpo. Justo el 31 Bertoto cayó baleado en un asalto. Esto no. Habrá que hacerle caso al abuelo y dedicarse... En una de ésas me va bien. El abuelo le ha explicado que lo paradójico de los videntes es que al desarrollarse mucho la capacidad para ver en los demás, se reduce a lo elemental la clarividencia personal. Pero el Chiche no se conforma, está convencido de que su buena estrella lo iluminará en algún momento, sólo hay que estar atento. Esto sí. Dudas hay, claro. No debería tener dudas, porque conoce a la gente, los pálpitos se le dan porque sí, más de una vez pensó cosas de la gente y se le dio. Salvo al abuelo, nunca se lo dijo a nadie. Desde la muerte de Bertoto empezaron los rumores en el barrio. El Chiche sabe que cuando mira fijo a alguien, la gente arruga. ¿Tendrá que hacerle caso al abuelo y dedicarse de una buena vez? Total, ¿qué puede pasar, que no le vaya bien...? ¿Y...? Por eso no voy a caer en cana... Esto sí. Iré a la televisión, me entrevistarán los mejores conductores, me preguntarán: “¿Quién será el nuevo presidente?”, enorme silencio, esperan que responda, alcanzo el mayor rating de la historia, la verdad es que da algo de cosa... no es miedo, cosa... Esto no. Porque para el Chiche no es sólo pálpito, es algo más... Hasta ahora nunca se arrinconó verdaderamente dentro de sí para mirarse el alma. ¿Por miedo, vergüenza, respeto a uno mismo...? Qué sé yo... Pero el abuelo tiene razón, hay que mentalizarse: uno es lo que quiere ser, lo que sueña que va a ser, nada que ver con la realidad. Esto no. El abuelo lo ha explicado muy bien: “Yo estoy casado con tu abuela y la aguanto, pero en realidad no la aguanto porque yo decido que no sea la hinchapelotas que realmente es tu abuela sino las modelos de la televisión; elijo una cada día y me convenzo, y ese día soy un rey, y tu abuela sin darse cuenta deja de ser la vieja ruin hinchapelotas que realmente es, y se transforma en la que yo elegí para pasar el día con ella... ¡y la paso fenómeno! ¿Entendés? Es la felicidad... Esto sí, esto no”. ¿Qué pasaría si los pálpitos se hacen desear o no responden? No es fácil, el Chiche lo sabe, pero también sabe que para zafar en la vida, hay que decidirse. El Cacho terminará respetándome... Porque ese desgraciado va a zafar, yo, el Chiche, lo sé, es un pálpito que siempre tuve, y nunca se lo dije por envidia, porque la verdad es que el Cacho es un hijo de puta y yo quisiera que le fuera mal, pero también sé que, si pienso mal, los pálpitos se me pueden dar vuelta y el que se jode soy yo... Esto no, esto no. Poderes. Al Chiche le da miedo pensar en esa palabra. Poderes. Poder. No vaya a ser que, por creérmela, los pálpitos se escapen... Lo mejor es hacer como decía el Mostaza Merlo: paso a paso. El Cacho tiene estrella, va a cagar a medio mundo y se va a olvidar de nosotros, chau barrio de mierda... Yo también me iré, claro que sí. Esto no. El pecho me lo dice. Tengo que hacerle caso al abuelo, creérmela, convencerme, y poner un cartelito en la puerta, aunque aún viva en la villa ya saldré, ya saldré, a no desesperar, pondré un cartelito... Aleje los malos espíritus, conozca su destino, triunfe en la vida, conozca su futuro... Algún día pondré un avisito en Crónica. Van a reventar de bronca. Seré feliz. El Chiche se entusiasma: me iré de la villa. Y envuelto en la tormentosa lluvia de la noche sigue metiendo la mano en las bolsas de basura, esto sirve, esto no. ¿Quién será el próximo presidente? Y los dejo con la boca abierta con mi respuesta. Y, después que asume, el presidente me pone una oficina lujosa en la Casa Rosada y todos me saludan cuando paso y tengo secretarias pintadas que me dicen señor, y esto no. ¿O sí...?

* Autor de Las tumbas, Perros de la noche, Gatica y El último argentino, entre otras novelas. Está por publicar La yegua, de la que forma parte este adelanto.

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