Sáb 19.07.2014

CONTRATAPA

¿Democracia?

› Por Osvaldo Bayer

Desde Bonn, Alemania

Por fin, Alemania –el mejor aliado de Estados Unidos desde 1945– ha dicho no a una acción norteamericana totalmente desleal. La primera ministra alemana, Angela Merkel, denunció –nada menos que en una conferencia periodística– que el organismo estadounidense de espionaje espiaba al gobierno alemán. Eso, sostuvo, es un acto desleal hacia un país amigo. Y ordenó a los organismos de seguridad norteamericanos salir del país.

Quedó en descubierto que Estados Unidos compraba documentos secretos alemanes a un miembro de los servicios de información germanos mediante dinero. Además se comprobó que los organismos secretos de información norteamericanos tenían intervenido el teléfono privado de la jefa de gobierno alemán, Angela Merkel, y registraban todas sus conversaciones. El gobierno estadounidense no reaccionó, guardó silencio.

“Así no se trata a un país aliado”, sostuvieron las autoridades alemanas. Angela Merkel lo llamó por teléfono al presidente Barack Obama para preguntarle por qué esa conducta con un país amigo. Pero Obama no quiso darle ninguna explicación.

Ahora se acaba de descubrir a otro espía norteamericano en Alemania. Más todavía, la indignación alemana ha llevado a que la primera ministra Merkel hiciera declaraciones periodísticas de este problema en sus recientes viajes nada menos que a Rusia y a China. El día en que salió a la luz el espionaje norteamericano al gobierno alemán, el presidente de la República Alemana, Joachim Gauck, no tuvo pelos en la lengua y lo expresó con toda claridad: “¡Ahora decimos basta!”. Y agregó: “Esto es un juego con la amistad y con los que mantienen una estrecha unión”.

Es decir, Alemania se ha cansado de soportar conductas así por parte de Estados Unidos.

Por su parte, el ministro alemán Frank Walter Steinmaier se expresó también con toda claridad: “Aquí ya no se trata de pequeñeces”. Y el presidente Gauck agregó: “Hablamos de un peligro para la democracia en el corazón de la democracia; pedimos más transparencia y la seguridad de que países amigos respeten nuestras reglas de conducta”. El partido conservador alemán Unión Social Cristiana de Baviera, que forma parte del gobierno, fue bien claro en su protesta: “Los norteamericanos no le dan ninguna importancia a que se espíe a los países amigos, se comportan como un poder digital de tropas de ocupación”.

Todo esto ha dejado la impresión de que el presidente Obama no posee el poder suficiente para manejar a sus organismos del servicio secreto de información.

En una caricatura del diario alemán Süddeutsche Zeitung, Obama le dice a Angela Merkel: “Angela, somos tan amigos que entre nosotros no cabe siquiera una hoja de papel”. Y ella le responde: “No, solamente caben espías”.

Obama, por su parte, declaró hace poco ante la prensa, sin tener en cuenta el escándalo del espionaje: “Alemania es uno de nuestros aliados más importantes y la señora Merkel es una de nuestras más profundas amigas”.

Ya las declaraciones de Edward Snowden, el norteamericano que huyó a Europa para denunciar toda la acción que los organismos de espionaje norteamericanos realizan en países amigos, habían dado la primera prueba de la actitud del gobierno de Estados Unidos, pero Alemania no le dio asilo a Snowden, quien tuvo que quedarse en Rusia. Ahora, los alemanes se dieron cuenta de lo importante que hubiera sido dar refugio a Snowden y escuchar sus experiencias en los servicios de espionaje norteamericanos.

El politólogo alemán Christian Schlüter, en un artículo titulado “Nuestros amigos, nuestros enemigos”, señala que “la vigilancia por la Super Stasi (a los servicios norteamericanos les da el título de Stasi, la central de espionaje de la disuelta República Democrática Alemana) es ya total, mejor dicho, ya no tiene límites. Lo que acaba de ocurrir no es nada más que una ratificación, mejor dicho, el punto sobre la i, de que los servicios secretos de espionaje yanquis no se mueven solamente en las esferas antidemocráticas, sino que enfrentan decididamente a las verdaderas democracias”. Sostiene que Alemania no hizo nada para defenderse de esos ataques y agrega que “una unión en la que un miembro vigila totalmente al otro, no ha ganado ya ninguna fidelidad para el futuro. Es ya tiempo de hablar de la enemistad en la relación con Estados Unidos”.

El caso es muy serio. Lo demostró la Merkel en sus últimos viajes a Rusia y a China, como para demostrar a Estados Unidos que no es una mansa oveja obediente. En Beijing, Angela Merkel tomó el tema del espionaje de Estados Unidos, mientras el primer ministro chino Li Keqiang sonreía satisfecho. Explicó ella lo que había ocurrido y dijo (textual): “Si la sospecha se comprueba, eso está para mí en completa contradicción con lo que yo considero un trabajo conjunto de confianza entre países, y más, entre aliados”. El premier chino comentó luego que “China está dispuesta a luchar con Alemania contra los verdaderos delitos”. Una advertencia increíble a Estados Unidos, más que fuera ventilada nada menos que en China.

Por su parte, el ministro del Interior alemán declaró que la autodefensa contra el espionaje extranjero es muy importante y que hay que organizarlo “mucho mejor de lo que se ha hecho hasta ahora”. Claro, en ese sentido no se puede comparar la enorme cantidad de dinero que dispone Estados Unidos para el espionaje con lo que le dedica Alemania. Es increíble el poder de los servicios de espionaje (de “informaciones” como se dice) de Estados Unidos. Son seis organismos: la Central Intelligency Agency (CIA), la National Security Agency (NSA), la National Reconnaissance Office (NRO) (para satélites de espionaje), la Federal Bureau of Investigation (FBI) (contra terrorismo y contrabando de armas), la National Geospatial–Intelligence Agency (DIA). Las mismas tienen el siguiente presupuesto anual en miles de millones de dólares: 14,3 (CIA), 10,8 (NSA), 10,3 (NRO), 8,2 (FBI), 4,9 (NGA) y 4,4 (DIA).

El diario alemán Rhein-Zeitung propone: “Los alemanes esta vez no vamos a aceptar la provocación de los norteamericanos. El gobierno alemán analiza si ya no ha llegado el tiempo de expulsar a los funcionarios norteamericanos de la embajada que se dedican al espionaje”. Por ejemplo, también sostiene “expulsar a residentes norteamericanos sospechados de pertenecer a los servicios. El Partido Socialdemócrata ya ha apoyado esa medida. En toda la coalición gobernante de demócratas cristianos y socialdemócratas reina el concepto de dar una dura lección a los norteamericanos”.

Los economistas piensan diferente. Claro, porque Estados Unidos es el más importante partícipe del comercio con Alemania, fuera de Europa. El intercambio de 2013 fue de 162 mil millones de dólares. Es decir, sería imposible tomar sanciones comerciales porque se opondría todo el sector de productores.

En resumen, el diario Süddeutsche Zeitung escribió estas palabras finales acerca del vergonzoso acto de espionaje norteamericano: “Hasta ahora nosotros, los alemanes, hemos reaccionado simplemente desilusionados o con ira ante todo lo que son capaces los hombres de los servicios secretos de Estados Unidos. Con la expulsión del jefe de agentes-espías, por primera vez el gobierno alemán pone en aprietos a los estadounidenses. Ojalá que entiendan Obama y su gente que en Alemania no se pueden permitir todo los que se les da la gana de hacer”.

Y nosotros decimos: ojalá que así reaccione el mundo entero y no sólo Alemania.

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