Mar 21.06.2005

CONTRATAPA

Concentrarse

Desde Barcelona

› Por Rodrigo Fresán

Definiciones. Hay fines de semana que tienen un no sé qué. Un viernes-sábado-domingo que respira profundo, toma impulso y se dispara, veloz y certero, como ráfagas de ametralladora y, al mismo tiempo, como en cámara lenta para permitir así que absolutamente todo entre y tenga tiempo y espacio entre bala y bala.
El último fin de semana español fue uno de esos que no tienen nada de conclusión y que, por lo contrario, acaban empezando y funcionando como múltiples principios de eras.
Un fin de semana de concentraciones.
Y advertencia: concentrar significa “congregar un número generalmente grande de personas para que patenticen una actitud determinada”, o “reunir bajo un solo dominio la propiedad de varias parcelas”, o “reducir en ciertas sustancias el líquido para disminuir su volumen”, o “recluir a los componentes de un equipo deportivo antes de competir”, o “aumentar la proporción de la materia disuelta en el disolvente”, o “atender o reflexionar profundamente”.
Y –pocas veces se les exigió tanto a las primeras planas de los diarios, en contadas ocasiones hubo tanto titular para elegir y casi nunca se dudó tanto a la hora de privilegiar uno por encima de otro– todas estas acepciones de un mismo verbo fueron conjugadas en España en los últimos breves e inmensos días.
Reunir bajo un solo dominio la propiedad de varias parcelas y el sueño ya terminó, la fiesta se acabó, Blair se puso duro, y se acabaron por un rato todas esas fotos de grupo donde los estadistas europeos sonreían como miembros de un exclusivo country-club. Bastaron un par de referendos negativos para que toda la utopía se fuera al traste y se volviera a hablar de dinero puro y duro y del No a Turquía y el mejor no ampliar tanto la casa si no se tiene solucionado el cableado en las habitaciones que llevan muchos años sin recibir una mano de pintura. Y todos se concentraron en Bruselas para desconcentrarse lo más rápido posible. Aznar está contento y Bush... para qué les voy a contar. Europa se cae, se rompe, se disuelve.
Congregar a un número generalmente grande de personas para que patentice una actitud determinada y así, en Madrid, fueron un millón y medio de personas (si cuenta el Partido Popular) o unos 166 mil (si cuenta el PSOE) los manifestantes que se concentraron para protestar contra las bodas gay y la inminente ley que las permitirá y que, además, autorizará la adopción de niños por parejas de un mismo sexo. Fueron arzobispos, miembros del ala dura del PP (los inefables Acebes y Zaplana, ya casi un dúo cómico) y Ana Botella (señora de Aznar), quien alguna vez demostrara en la tele su teoría evolucionista de lo que ocurre si se juntan dos manzanas o dos peras o... no me acuerdo, nunca lo entendí. Pero era algo raro y frutal. El PP viene muy concentrable: en las últimas semanas patrocinó marchas contra toda negociación con ETA y contra el traslado de los problemáticos archivos de Salamanca que, en realidad, son de Cataluña y fueron saqueados por Franco y sus muchachos allá lejos y hace tiempo. La que protestaba contra el matrimonio homo y sus derivaciones fue la más amable y pintoresca de las tres, dicen. Apta para toda la familia. Alguien habló del triunfo de la flamante –pero no tan nueva, porque ya se la apreció cuando Joseph no era Benedicto sino ventrílocuo de Papa mudo– “línea ratzingeriana”. Mientras tanto, y en la misma ciudad y en Barcelona, agrupaciones gay se juntaron por la suya –un total de 300 mil personas– y todo fue amenizado, en la capital, por el insufrible Carlinhos Brown: esa mezcla de Lenny Kravitz con Carmen Miranda que va con su batucada donde le paguen. Por las dudas, y para no poner en peligro futuras contrataciones, Carlinhos bendijo a la multitud con un “Dios os bendiga”. Los más sabios –en Barcelona– se fueron al festival Sónar y se concentraron para bailar y disolver en líquido ciertas sustancias que te hacen aumentar las ganas de prácticamente todo.
Reducir en ciertas sustancias el líquido para disminuir su volumen, es decir: Fraga –político jurásico y gallego– ganó en Galicia, pero no alcanzó la mayoría absoluta. Por lo que ahora depende del voto emigrante y... suspenso absoluto hasta el próximo día 27. Parece que los votos argentinos serían decisivos. Los especialistas no aventuran pronósticos porque, dijo alguien, “con la Argentina nunca se sabe qué puede llegar a pasar”.
Aumentar la proporción de la materia disuelta en el disolvente. Y la ETA anunció que dejará de atentar contra los “electos de los partidos de España”. Es decir: si se tiene despacho legitimado por los votos, se está seguro. Si se es candidato o aspirante o saliente, a cuidarse. Pobre Fraga.
Recluir a los componentes de un equipo deportivo antes de competir. Y después salir y –como Fernando Alonso, entre muchos otros– anunciar que no se correrá en Indianápolis por problemas con neumáticos y cuestiones de seguridad varias. Así, el nuevo Golden Boy de la Fórmula 1 y orgullo de Asturias toda nos arruinó a todos el domingo tuerca. Sólo salieron seis coches y así, claro, gana hasta el hasta hace poco imbatible y ahora apestado Michael Schumacher. La gente que allí se había concentrado pidió que le devolvieran su dinero muy en onda con los ya mencionados mandatarios europeos.
Atender o reflexionar profundamente. Hace calor. Mucho. Cada vez más. Imposible atender o reflexionar profundamente. Archivar junto a sequías, sobrecargas en la red eléctrica, incendios forestales, etcétera. Todo adentro de una carpeta en cuya carátula se lee Verano.
Y –después de tanta concentración– evaporarse.

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