Dom 03.07.2005

CONTRATAPA

Empezó lo de Irán

Por Juan Gelman

El triunfo del ultaconservador Mahmud Ahmadinejad en las recientes elecciones de Irán ha llevado el precio del petróleo a más de 60 dólares el barril y a nuevos reclamos del gobierno Bush: Teherán debe abandonar su programa nuclear, aunque insista en que persigue sólo fines pacíficos. La Casa Blanca proclama que las negociaciones diplomáticas que Francia, Gran Bretaña y Alemania han entablado con el gobierno iraní para lograr ese objetivo no sirven para nada y afirma que la voluntad de Irán es construir armas nucleares. También aseguró que Irak tenía armas de destrucción masiva, pero bueno. W. Bush no debería quejarse: él le dio el triunfo al hijo de un herrero que derrotó al ala islámica reformista que gobernaba el país, aunque es improbable que Ahmadinejad se lo agradezca. Las fotos de la elección muestran a mujeres que votan con el rostro descubierto. No sucederá bajo este nuevo gobierno.
La intervención militar en Agfanistán y la invasión de Irak han provocado un nada sorprendente rechazo en el mundo musulmán y desde el 59 por ciento en Líbano hasta el 80 por ciento en Indonesia teme que será el próximo blanco de un ataque norteamericano (Pew Global Attitudes Project, 23-6-05). Ahmadinejad, casi un desconocido para sus conciudadanos, fue elegido en comicios que contaron con una elevada participación, volcada a una actitud más firme ante Occidente. Rafsanjani, el perdedor, sólo obtuvo el 36 por ciento de los sufragios, contra el 62 de su adversario. “Sé que el gobierno de Ahmadinejad significa un retroceso a los días de fiebre de la revolución (que derribó al Sha), pero no me daba el alma para votar por Rafsanjani”, dijo Sepideh Ahmadlu, un trabajador de 24 años (Time, 27-6-05). Expresaba el sentimiento de una sociedad que se debate entre la tradición y la modernidad, acechada por el EE.UU. que se instaló ante sus puertas en busca de petróleo.
El portavoz de los cuerpos de seguridad iraníes, Ali Agha Mohammadi, anunció que Irán no cambiará su política exterior, pero informó que dos inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica habían regresado a Irán el lunes pasado en el marco de las inspecciones regulares que lleva a cabo dicho organismo de las Naciones Unidas (AFP, 27-6-05). Ese personal seguramente investigará los experimentos iraníes con plutonio, un ingrediente menor de las bombas nucleares. Irán ha suspendido el enriquecimiento de uranio en razón de las negociaciones con la Unión Europea, pero el tema del plutonio es delicado. Para Irán, no para EE.UU.: el gobierno Bush se dispone, por primera vez desde la guerra fría, a producir plutonio 238, una sustancia tan radiactiva que una sola de sus partículas origina cáncer. En el pasado se utilizó para el funcionamiento de aparatos de espionaje. Qué otro destino ahora tendría. Los gestores de ese programa, cuyo presupuesto asciende a 1500 millones de dólares, manifestaron que la mayor parte del plutonio por venir servirá para la realización de “misiones secretas” (The New York Times, 27-6-05). Y contaminantes, claro.
El pretexto será el plutonio o el uranio, lo cierto es que la Casa Blanca ya empezó la guerra contra Irán. Lo reveló hace medio año una investigación del periodista Seymour M. Hersh (The New Yorker, 24/31-1-05): “El próximo objetivo estratégico es Irán, el gobierno lleva a cabo misiones secretas de reconocimiento allí. Se pidió a los estrategas del Comando Central de EE.UU. en Tampa, Florida, que revisen los planes militares de una invasión aérea y terrestre de Irán en gran escala. Los halcones del gobierno piensan que no tardará en advertirse que el enfoque negociador de Europa (respecto de Irán) fracasará y el gobierno (de EE.UU.) pasará entonces a la acción”.
Hay evidencias de que ésta ha rebasado ya el nivel del espionaje con aviones sin piloto y de incursiones clandestinas de la CIA.
La situación es irónica: la Dirección de Operaciones de la CIA acogió en su seno a los terroristas del MEK (Mujahadeen el-Khalq), opositores a Teherán, que durante años fueron instrumentos de Saddam Hussein y cometían asesinatos selectivos de civiles en Irán con apoyo incluso de fotografías por satélite de los servicios estadounidenses (The Washington Post, 15-1286). La CIA los sacó de la lista de “enemigos” de EE.UU. y el Pentágono “reclutó a miembros del MEK para infiltrarlos en Irán como parte del esfuerzo dirigido a localizar instalaciones nucleares secretas” (Asia Times, 8-6-05). Más de tres mil miembros del MEK residen en el campamento Ashraf, al norte de Bagdad, protegidos por los Convenios de Ginebra que el ocupante yanqui olvida cuando se trata de civiles iraquíes presos en Abu Ghraib y otras cárceles menos famosas, pero no menos terribles. No se entiende bien cómo la Casa Blanca desposa a terroristas que se autoproclaman “marxistas-leninistas”, pero bien decía Tolstoi que no hay mayor misterio que el misterio de la alcoba.
La logística, la estructura y los niveles de mando necesarios para invadir a Irán ya existen en Irak. Por lo demás, siguen los preparativos para instalar una base de operaciones en Azerbaiyán que facilitará la presencia masiva de efectivos norteamericanos cerca de la frontera con Irán. EE.UU. ya no necesitará recurrir a los antiguos planes de la guerra fría que preveían movimientos militares contra Teherán desde mucho más lejos, las ciudades de Chah Bahar y Bandar Abbas, en el Golfo Pérsico. Desde hace un mes se aplica ya en Irán el programa de la CIA de atentados terroristas del MEK y las hostilidades estallaron antes de la invasión. Igualito que en Irak.

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