Lun 22.08.2005

CONTRATAPA

De cómo comenzó todo el mundo

› Por Subcomandante Marcos *

Vamos a tratar de hablar así, como es nuestro modo pues, entre indígenas, entre pueblos indios. Y un poco es la historia que cuentan nuestros antepasados mayas, de cómo empezó todo el mundo. Entonces dicen, pues, que cuentan nuestros antiguos, que al principio no hay nada y en realidad el mundo se empieza a andar, echa a andar cuando aparece la palabra. Pero no nada más que la palabra aparece así sino que la palabra, dicen los antiguos, empieza a pensarse a sí misma para adentro, dicen, a reflexionar. Por medio de la palabra, los primeros dioses, los que forman el mundo, se empiezan a consultar entre sí, se hablan, se ponen de acuerdo y se reflexionan.
Y entonces, ya que hacen acuerdo, se juntan, juntan su pensamiento y entonces es cuando se echa a andar el mundo. Así empezó todo, con la palabra que se piensa para dentro, o sea, que se reflexiona en el corazón, que es espejo para dentro, para mirarnos lo que somos. Y ya luego pues, fue la palabra que se encuentra con otra palabra.
No peleaba la primera palabra, no quiere dominar, no quiere vencer a la otra palabra, y es porque la primera palabra que sale encuentra una palabra que es como su hermana, porque es igual aunque es diferente. O sea, que como que tiene la misma raíz, pero es rama o es hoja del árbol del mundo. O sea, que la primera palabra no estaba sola sino que había otra palabra, y según este pensamiento, que es el de nuestros antiguos mayas, el mundo empieza a nacer cuando esa una palabra y esa otra palabra se encuentran y no hacen pleito sino que se encuentran y sacan acuerdo porque se respetan mutuamente entre ambas y se hablan y se escuchan.
Entonces hay acuerdo, porque la palabra primera no nace sola sino que tiene el oído y con el oído, escuchando, es como empiezan a crecerse las primeras palabras porque sacan acuerdo, y las primeras palabras que se encontraron sacaron acuerdo y primero pensaron el mundo y ya luego lo hicieron. O sea, no es que de por sí se pusieron a hacer luego el mundo con sus ríos, sus montañas, sus animales, su noche, su día, su sol, su luna y su maíz, sus hombres y mujeres, sino que las primeras palabras primero pensaron y luego ya hicieron.
Pero luego resulta que salió que alguien dice que es mejor que los demás y quiere mandar, quiere tener más y mejor que los demás, y entonces el que quiere mandar más, pues le roba a otros, les quita lo que tienen por la fuerza, les quita lo que es de otros, lo que tienen, o sea que se dice que los despoja, que quiere decir que les quita lo que poseen. Y entonces, pues también los domina y domina su trabajo, los despoja de lo que producen; o sea, que se dice que los explota. Y así nació el que tiene más y mejor. No nació porque así nomás llegó sino por causa del despojo y la explotación; y ahí empezó, como quien dice, el problema; porque así como salió quien quiere dominar y domina, también salió quien no se deja dominar. Y entonces la historia del mundo es la historia de esa lucha entre los que quieren dominar para imponer su palabra y su modo, quitándoles las riquezas a los otros, y los que no se dejan dominar, o sea, que se rebelan.
Y éstos que se rebelan, que se llaman rebeldes, no es que quieran ser ellos los que dominen sino que quieren que todos sean parejos sin que haya quienes más y quienes menos. Sin que haya quien tiene porque roba y explota y quien no tiene porque lo robaron y lo explotaron. Quieren estos rebeldes que seamos ramas y hojas del árbol del mundo, cada quien en su lugar y en su modo. Así es como cuentan nuestros antepasados mayas. Los indígenas mayas, que más primero poblaron estas tierras. Y ese modo se fue pasando a sus hijos e hijas, a los nietos y nietas, y así de un tiempo a otro, que dicen de una generación a otra, y se quedó, pues, el modo entre los indígenas mayas que tienen varios nombres y que su casa alcanza desde Yucatán y Guatemala, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y aquí, en nuestro estado que es Chiapas.
Entonces lo que pasó es que pues se nos quedó el modo, como luego dicen, y entonces pues nosotros los zapatistas, que sea que nos dicen neozapatistas, o sea, que somos como unos zapatistas nuevos pues, también tenemos ese modo, que primero lo pensamos para dentro el mundo que hay que hacer y luego pues le sacamos la palabra y buscamos otras palabras hermanas y buscamos si hay acuerdo hablando y escuchando, y así la palabra se va haciendo grande y entonces el mundo que pensamos se va haciendo grande también. Pero ya no nos tocó el comienzo del mundo sino que nos tocó que ya hay quien despoja y explota, y hay quien se rebela y quiere la liberación, y entonces pues escogimos estar del lado de los que luchan por la libertad, del lado de los que son dominados, y son robados y son explotados.
Entonces pues ya la historia ésta, ya la conocen los compañeros y compañeras de organizaciones indígenas porque un buen tanto la hemos caminado juntos. Y juntos vimos que hay que unirnos y sacar acuerdo, y así se nació el Congreso Nacional Indígena que se llama. Y se hicieron acuerdos y marchas y movilizaciones, y los que mandan y dominan no quisieron reconocer nuestra palabra de cómo somos. Entonces cada quien volvió a pensar y se nacieron nuevas luchas de poner nuestro modo, aunque no lo reconozcan las leyes de los ricos, y eso pues esperamos que nos van a platicar un poco los hermanos y hermanas que vienen de otros lados, de otros pueblos indios y de otras organizaciones indígenas.

* De La Jornada de México. Especial para Página/12.

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