Lun 27.03.2006

CONTRATAPA

ETA llama a su puerta

› Por Rodrigo Fresán
Desde Barcelona

UNO La cosa fue así: el pasado miércoles al mediodía los micrófonos de las radios y las pantallas de los televisores interrumpieron sus vistas y paisajes habituales. Y, de pronto y sin aviso, como es costumbre, ahí estaban. Tres encapuchados blancos con boinas negras. Con ese aire de malos de Trulalá o de dibujos de Gila. Y uno de ellos –para mayor desconcierto, con cálida voz de mujer– informaba a la población que ETA declaraba un “alto el fuego permanente” debido a que “la superación del conflicto, aquí y ahora, es posible”. Es decir, ETA –luego de 38 años de actividad, 817 asesinatos y 1028 días sin muerto en atentado, casi desarticulada y apenas limitándose a colocar bombas anunciadas para que nadie salga lastimado– afirmaba que dejaba las armas y que “el objetivo de esta decisión es impulsar un proceso democrático para construir un nuevo marco en el que sean reconocidos los derechos que como pueblo nos corresponden y asegurando de cara al futuro la posibilidad de desarrollo de todas las opciones políticas”. Y todos felices. Pero en seguida alguien preguntó lo que todos se preguntan: si van a dejar las armas, si ya las dejaron, ¿dónde van a dejarlas?

DOS Es decir: superada la euforia de lo que parece un nuevo amanecer luego de una larga noche, son muchos los que entrecierran los ojos intentando leer las cláusulas pequeñas en un contrato escrito con tinta oscura sobre páginas negras. ¿Significa esto que también llega a su fin la exigencia del pago del “impuesto revolucionario” a los empresarios y empresas con sede en el País Vasco? ¿Se acaba para siempre la llamada la violencia juvenil y callejera? Las dudas son muchas y la cautela es el sentimiento imperante: Zapatero se mostró prudente y sereno. Aventura un proceso “largo y difícil” y sabe que todo esto es sólo el principio y de inmediato hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas. Un buen principio pero –valga la paradoja– un principio al fin. Rajoy y sus amigos del PP –opositores automáticos de absolutamente todo– no dudaron en diagnosticar que el anuncio “no es una renuncia a la actividad criminal” y que –recordando las varias treguas anteriores, la más larga le tocó a Aznar en su primer mandato y duró un año y dos meses a partir del 19 de septiembre de 1998– “este alto el fuego que se nos anuncia es una pausa, no es una renuncia a la actividad criminal”. Batasuna –partido al que se entiende como brazo político de ETA– pidió al PSOE que desactive las “medidas represivas” aludiendo a las inminentes comparecencias de los cuadros Arnaldo Otegi y Joseba Albarez y, enseguida, entró en campaña. El Rey llamó a Rajoy y le pidió a Rajoy –es decir, le ordenó– apoyo institucional al proceso en cuestión y el talante de Rajoy cambió bastante y se mostró cooperativo pero con aires de asumir el rol de fiscal controlador de todo proceso de diálogo. Los eurosenadores aplaudieron desde Bruselas el inminente pase a retiro de la “última organización terrorista en actividad del continente”. Las asociaciones de víctimas del terrorismo decían que todo bien pero que no se admitirá ninguna coma en la que no queden claramente repartidos los roles de vencedores y vencidos, de buenos y malos. Todos los noticieros mudaron a sus conductores a ciudades del País Vasco, las ondas transmitieron una y otra vez resúmenes con la historia de la banda. Se establecieron fechas posibles para el comienzo del final (Quizás luego de los aviones del 11 de septiembre en Nueva York y, seguramente, de los trenes del 11 de marzo en Madrid cuando todo el concepto de actividad subversiva mutó para siempre y sin pasaje de vuelta). Se ensayaron comparaciones con el IRA, las Brigadas Rojas, la RAF-Baader-Meinhof y afines. Y en las calles, la gente se alegró sin que esto significara dejar de preguntarse, sí, otra vez, eso de: okey, dejaron las armas, ¿pero dónde?

TRES Y también están los que se preocupan por si este golpe de timón no traerá más problemas que soluciones. Se dicen que ETA ya estaba tocada y casi hundida y que no hay ninguna necesidad de alterar el guión justo cuando el viento parecía extinguirse por sí solo. Otros recuerdan que no hay nada más peligroso que un enemigo acorralado y sin nada que perder y, por lo tanto, dispuesto a que todo vuele por los aires. En un artículo de opinión, Fernando Savater tal vez aclaró las sombras y pasó las notas en limpio advirtiendo sobre los peligros de entender el alto el fuego como “una concesión graciosa de ETA” buscando establecer “un paréntesis” donde “todo queda suspendido hasta nuevo aviso”. “Pues bien: no. Ahora es el momento de la firmeza y de la unidad constitucional. Sólo faltaría que lo que hemos defendido ante las armas, lo cediésemos ante la palabrería de quienes no tienen más remedio que renunciar a ellas.” Por la noche, un stand-up comedian local comentaba la “noticia bomba” apuntando que estos son días felices para todo el mundo menos para los fabricantes de pasamontañas.

CUATRO Escribo esto acompañado por los diarios del domingo (ese día en que las noticias reflexionan sobre sí mismas) cargados de encuestas y estados de ánimo que van de la sonrisa temerosa a la mueca optimista. Así, las encuestas anuncian que 47,6 por ciento de los españoles se siente esperanzado y el 45 es escéptico, que han subido las acciones de Zapatero y del PSOE, que 63,7 estima que el PP debe colaborar con el gobierno sin imponer condiciones, que el 56,2 entiende a lo que está ocurriendo como las primeras líneas de un largo epílogo. Escribo esto con los televisores compaginando el nacimiento de esta efemérides española con la revisión de la efemérides argentina que cumple treinta años. Uno se pregunta por la invisibilidad de las armas y otra por la desaparición de los cuerpos, una por el futuro y otra por el pasado, y vaya uno a saber dónde estarán las respuestas.

Así, verde esperanza y roja precaución y días atrás, el escritor Sergi Pámies apuntaba que la noticia y los encapuchados interrumpieron un episodio de Los Simpson un segundo después de que la poderosa y sintética sabiduría amarilla de Lisa proclamara: “Sigo defendiendo mis creencias, pero no puedo defender cómo lo hice”.

Mientras tanto, lo única certeza incontestable es que, aquí y ahora, lo que sí empezó sin lugar a dudas es la primavera. Alegría y cuidado con las alergias.

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