Dom 28.09.2003

CULTURA  › DESDE EL SABADO PROXIMO, PAGINA/12 FESTEJA CON LIBROS LOS 65 AÑOS DE LOSADA

El refugio de los clásicos instantáneos

En un momento ideal para repensar todas las teorías sociales y políticas, la serie “Grandes pensadores” presentará diez tomos fundamentales del pensamiento clásico y contemporáneo. Jean Paul Sartre, Emmanuel Kant, Albert Camus, Jean Jacques Rosseau, Thomas Hobbes, son sólo algunos de los nombres que enriquecen una colección invalorable, signo del espíritu de rescate cultural que caracteriza a la editorial.

Por Liliana Viola

Desde este domingo Página/12 presenta, con la Editorial Losada, una colección de diez tomos fundamentales del pensamiento clásico y contemporáneo. Así, con el nombre de Grandes Pensadores se ha dado cita a piezas clave de una biblioteca ideal. Todos los textos que irán apareciendo cada semana, son absolutamente necesarios para quien se disponga a reflexionar sobre el estado de las cosas en el mundo de hoy. Los títulos fueron seleccionados entre los que integraban la prestigiosa colección dirigida por el ensayista y profesor dominicano Pedro Henríquez Ureña, bautizada originalmente como Las cien obras maestras de la literatura y el pensamiento universal.
Así es que cada sábado, a partir del 4, los lectores de este diario van a encontrarse en su kiosco con las siguientes obras: Las Palabras de Jean Paul Sartre, Utopía de Tomas Moro, Crítica de la Razón Práctica de Emmanuel Kant, El príncipe de Maquiavelo, Ensayo sobre el gobierno civil de John Locke, El Leviatán Thomas Hobbes (en 2 tomos), El Contrato social de Jean Jacques Rousseau, Pensamientos de Blas Pascal y El Mito de Sísifo de Albert Camus. Al cabo, una selección muy oportuna para los tiempos que corren, justamente cuando la tranquilidad del mundo controlado, casi perfecto y sobre todo pacífico y global, sufrió un golpe contundente el 11 de septiembre de 2001. Ya no es posible confiar, con tanta ingenuidad, en que una trayectoria sin curvas va a conducirnos a un sistema regido por instituciones internacionales. Ante el Gran Desconcierto se ha vuelto imprescindible retomar la discusión, que algunos vaticinaban agotada, sobre el rol del Estado, el problema de la seguridad versus libertad individual, la lucha entre religiones y culturas, las vías posibles dentro de la democracia. Y aquí es donde vuelven a aparecer los clásicos. Los primeros y a su vez los únicos que tienen siempre algo que decir sobre la libertad, la justicia, la igualdad, la moral, la fe. Después de todo, fueron ellos quienes vislumbraron los problemas que enfrentaría el mundo moderno y fueron ellos también en parte responsables, quienes contribuyeron a crear los rieles sobre los que se ha puesto a rodar el tiempo de hoy.
La editorial Losada, que desde su fundación ha favorecido largamente los intereses de los lectores, cumple 65 años y lo festeja con este diario. La idea de editar una colección en conjunto, surge de una intención compartida: acercar a la mayor cantidad de lectores –entre los que sin duda figuran muchos estudiantes– piezas de una literatura necesaria.
Losada ayer y hoy
En el marco de un campo editorial capitalizado por pocas multinacionales que ponen o quitan de su catálogo de acuerdo al marketing y de espaldas al lector, la editorial Losada, presidida desde 1990 por José Juan Fernández Reguera, pretende mantener vivo el fondo editorial que le dio su merecido prestigio. En los últimos tiempos se reeditaron títulos entrañables con exquisito cuidado en la calidad de impresión: la encargada del rediseño de portadas en Losada España es nada menos que la prestigiosa empresa Flamarion.
“Los pedidos de quiebra que la editorial presentó a fines de los ‘80 me decidieron a invertir en su recuperación”, sostiene Fernández Reguera. “Cuando quiebra una empresa cualquiera, se pierde el trabajo, se pierde dinero. Pero cuando quiebra una editorial, se pierde lo más valioso e intangible, que son los derechos sobre las obras que se editaron. Dejar que se fundiera habría significado olvidar gran parte del patrimonio intelectual de este país, del de muchos países de habla hispana.” El editor recuerda el círculo intelectual que se formó en torno a la casa. Por ejemplo, José María Arguedas decidió publicar Los ríos profundosinstado por Gonzalo Losada, y años después, cuando el escritor ya había tomado la determinación del suicidio, le confió al editor su última voluntad y el destino de su obra. Otro dato más: en 1936 habían fusilado a García Lorca y en 1938, cuando era impensable pronunciar su nombre en España, Losada publicaba aquí su Obra Completa.
En el idioma de los argentinos, la palabra Losada conduce a una biblioteca que contiene casi todos los libros que hubo que leer, o que habría, para no quedarse fuera de este mundo. La mayúscula L cruzada por una rama de laurel –logotipo de la editorial ideado en 1938 por Atilio Rossi– evoca para muchas personas la vida en clave de libros: Platero y yo, Don Segundo Sombra, el Poema del Mio Cid, Los siete locos, Residencia en la Tierra, Las de Barranco. También esos laureles dejan constancia de que fue esta editorial la que editó en el país a autores de vanguardia que se harían clásicos en tiempo record: Jean Paul Sartre, Carl Jung, Italo Calvino, William Faulkner, Kenzaburo Oe.
Fue el madrileño Gonzalo Losada quien le dio nombre y vida a fines de la década del ‘30, y quien la llevó adelante junto con Guillermo de Torre, Atilio Rossi y Amado Alonso, entre otros. En apenas un año, este grupo de amigos había instalado en el mercado casi 20 colecciones, entre ellas “La pajarita de papel”, que editó La Metamorfosis de Kafka, la “Biblioteca filosófica” que dirigió Francisco Romero, “Biblioteca contemporánea”, “Enseñar deleitando” y “Biblioteca del pensamiento vivo”. Que prácticamente todas las obras de entonces sigan siendo objeto de lectura hoy confirma la visión y la fuerza de los principios fundadores. Un ejemplo muy contundente es el lugar protagónico que se le dio a la traducción. León Felipe, por ejemplo, tradujo el Canto a mí mismo de Whitman, Neruda, Romeo y Julieta y Miguel Angel Asturias, la versión francesa del Popol Vuh. Las traducciones de los libros que presenta Página/12 también son memorables: Antonio Escohotado tradujo El Leviatán, Eugenio D’Ors Los Pensamientos de Pascal que llevan prólogo de F. Mauriac, Cristina Piña tradujo a Locke, José Rovira Armengol a Kant y Manuel Lamana a Sartre.
Los autores, muchos de ellos refugiados españoles y latinoamericanos en busca de un buen lector, integraron un círculo de camaradas. Publicar en esta casa equivalía a un título de escritor profesional o de escritor en serio, como lo pensó el entonces joven de 20 años Adolfo Bioy Casares, quien publicó en 1940 su novela La invención de Morel. Otro de sus autores, Ezequiel Martínez Estrada, dijo en ocasión del vigésimo aniversario: “Estimo que Losada debe considerarse como uno de los principales institutos libres de nuestro país”, mientras que el español Ramón Gómez de la Serna reconocía que “merece tener la llave de oro del escritor responsable, la llave de la inmortalidad que sólo el editor ayuda a conseguir”.
El año pasado, recorriendo el camino inverso de su fundador, Fernández Reguera fundó Losada España. “Ha tenido un recibimiento excelente, aún por allí la nombran con devoción como ‘la editorial de la resistencia’. En tiempos del franquismo, los españoles que querían leer tenían que comprar aquí. Los poetas que querían escribir tenían que venir a Buenos Aires o enviar sus trabajos a Losada. Es el caso de Rafael Alberti, entre tantos.” Como pasajeros de un camino que va y vuelve, acaban de editarse con gran entusiasmo del público español, la Antología de Juan L. Ortiz y los Cuentos Completos de Roberto Arlt. Losada planea para el futuro más inmediato, nuevas colecciones que incluyen la publicación de géneros descuidados por las editoras comerciales, como el teatro y la poesía. En la colección de teatro se editarán las obras de Tennessee Williams y de Harold Pinter, entre otras. Se abre a su vez una colección llamada “Los Creadores”, que combinará los textos de un poeta consagrado con el diseño de un artista diferente en cada entrega.
Grandes pensadores
Los interrogantes que surgen de los problemas actuales son, en lo esencial, reformulaciones de preguntas que fueron planteadas hace muchos siglos. “Grandes Pensadores”, la nueva colección de Página/12, expone, a través de las obras de Maquiavelo, Moro, Pascal, Hobbes, Locke y Kant, las respuestas primeras sobre las que se fue construyendo el pensamiento moderno. A esta línea de clásicos se suman dos autores que pertenecen a la biblioteca contemporánea: Sartre y Camus. Las palabras, la autobiografía que Sartre escribió en 1964, y El mito de Sísifo que escribió Camus en 1945 aportan dos visiones diferentes del compromiso del intelectual ante la realidad, y también dos visiones de la palabra “absurdo” que recorrió gran parte del pensamiento del siglo XX.
Desde el Renacimiento florentino, Maquiavelo anunció el advenimiento del mundo moderno: el mundo que da al César lo que es del César y distingue la política de la religión y de la moral. La política en El Príncipe deviene un problema técnico, una cuestión de tácticas y estrategias, cuyo fin inicial y supremo es el de fundar un Estado para luego abocarse a preservarlo. Para el mártir inglés Tomas Moro, patrono de gobernantes y políticos, la cuestión no gira en torno de las habilidades del Príncipe. Se trata de diseñar una sociedad –que no tenga lugar no significa que no sea posible– donde la distribución de los sacrificios permita el mayor bienestar para todos. Hobbes, en la convulsionada Inglaterra del S. XVII, advirtió que el hombre es el lobo del hombre, que los individuos en guerra unos con otros están destinados a una vida aislada, pobre, sucia, brutal” y sobre todo corta. El remedio llega con el Leviatán, el Estado que capitaliza el uso de la violencia para hacer posible la vida en sociedad. Pascal, desde la matemática y la mística, logra complementar razón y fe, tal vez adelantando las reflexiones de los posmodernos. Locke establece los fundamentos del Estado de Derecho: sin las garantías individuales, el Leviatán que imaginó Hobbes es más peligroso que la guerra de todos contra todos. Por supuesto, para él, la libertad bien entendida, empezará por la inviolabilidad de la propiedad. Con Rousseau, el Estado de derecho deviene democrático: la legitimidad del orden político no puede radicar en la seguridad sino en la voluntad popular, obedecer las leyes que nosotros mismos nos hemos dado en las que se encarna la voluntad general que trasciende al individualismo egoísta sin anular la libertad individual. Kant aporta a esta discusión sus ideas sobre una ética universalista, basadas en su famoso imperativo categórico “Actúa de forma que la máxima de tu conducta pueda ser siempre un principio de Ley natural y universal”. El deber consiste en acomodar los deseos particulares a la universalidad de la ley moral. Un atractivo adicional para la lectura de los dos autores franceses que se agregan a este corpus –Sartre y Camus– es el hecho de que ambos integraron la biblioteca de las generaciones que hoy llegan al gobierno y que tienen la responsabilidad de pensar el Estado.
Educar editando: ese era el lema del fundador de Losada. Esta colección, un apropiado festejo de un nuevo aniversario de ese ideal, va exactamente en esa misma dirección.

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