CULTURA
Fiesta poética en aulas quilmeñas
Tuvo lugar en la Universidad de Quilmes, este fin de semana, el Encuentro Nacional de Poesía, con autores de todo el país.
Por Angel Berlanga
“Siempre es una fiesta un encuentro así”, dice el poeta Daniel Samoilovich en torno del encuentro de Quilmes, cuando poetas de Córdoba y de Rosario, de Bahía Blanca y de San Juan, de Mar del Plata y de Tierra del Fuego se reunieron para leer sus versos ante el público. La idea surgió a principios de año en el centro cultural quilmeño Artenpie y encontró eco en la Universidad Nacional de Quilmes, donde transcurrieron la mayor parte de las actividades, desde mesas de diálogos, rondas de lectura y un homenaje al poeta chaqueño Alfredo Veiravé, fallecido en 1991, autor de libros como La máquina del tiempo y Radar en la tormenta. En una de las mesas de diálogo se evocaron las obras de los poetas desaparecidos durante la dictadura Paco Urondo, Roberto Santoro y Miguel Angel Bustos, entre otros. “Se presentó parte del trabajo que hicimos: conseguimos material de sesenta de los noventa y seis escritores desaparecidos”, dice Víctor Redondo, presidente de la Sociedad de Escritores de Argentina, quien participó de este encuentro coordinado por María Sondereguer, del Observatorio Memoria y Praxis Social de la UNQ. En otra de las mesas, “Poesía: estética e ideología”, participaron directores de revistas como Vox (de Bahía Blanca), Patagonia Poesía, El jabalí y Diario de Poesía. “Fue un encuentro muy rico, porque son estéticas muy diversas y posiciones aparentemente divergentes”, dice el poeta Claudio Pérez, de Artempie.
“Aunque no vinieron poetas de todas las provincias, se armó un muestrario interesante de buena parte de la poesía argentina”, dice Pérez, uno de los principales fogoneros del Encuentro Nacional de Poesía Quilmes 2004, que proyecta darle periodicidad a la reunión y extender el abanico hacia Latinoamérica para el 2006. “Buscamos instalar una actividad periódica, de buen nivel, nacional, a 20 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires –subraya Pérez–. Queremos romper ese concepto de fuerza centrífuga según el cual todo lo que tiene jerarquía cultural transcurre exclusivamente en la Capital.”
La directora de Cultura de la UNQ, Mabel Coutada, celebra que “la universidad sea un espacio donde se puedan aprovechar y producir estos encuentros”. Por su parte, Pérez también subraya la importancia del cruce entre poetas y academia: “Si uno visita Rosario se da cuenta de que la interrelación entre instituciones culturales, los artistas y la universidad es muy fuerte. Eso, acá, hasta ahora no sucede”. De a poco parecen irse haciendo más visibles los poetas de estos días. Están. ¿Se los oye, se los lee? A Samoilovich le llama la atención cierto crecimiento del espacio que ocupan los volúmenes de poesía en las librerías. “Muchas veces he oído quejas acerca de la poca repercusión que tienen los libros de poesía en los medios. Yo creo que la atención de los medios es despareja.” “En general, viajo constantemente a encuentros de poesía en distintas provincias –señala Redondo–. Pasa desapercibida para las editoriales y los medios, pero hay una actividad poética enorme en todo el país.” Buena parte de ella se concentró, este fin de semana, en Quilmes.