CULTURA
› EL PROXIMO MIERCOLES SE INAUGURARA EL III CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA
El peregrinaje del idioma español y su escala rosarina
El encuentro se presenta como uno de los foros de reflexión
más importantes de la comunidad hispanoamericana. Irán, entre otros, Saramago, Sabato, Ernesto Cardenal y Carlos Fuentes.
› Por Silvina Friera
La ciudad de Rosario se prepara para ser la anfitriona de uno de los foros de reflexión más importantes de la comunidad hispanoamericana. El próximo miércoles a las 11, en el teatro El Círculo (Mendoza y Laprida), se inaugurará el III Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) con los discursos del escritor argentino Héctor Tizón, el mexicano Carlos Fuentes, el español Francisco Ayala (su intervención será reproducida en audio), el rey Juan Carlos de España y el presidente Néstor Kirchner. Después de los dimes y diretes que se generaron en septiembre, cuando José Saramago amenazó con no asistir si no invitaban al Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez (quien vendrá, finalmente, a la Argentina en marzo del año que viene), los escritores, lingüistas, filósofos, editores, empresarios y directivos de distintos medios de comunicación, periodistas, cineastas y académicos desgranarán sus hipótesis en torno del lema del CILE: “Identidad lingüística y globalización”. Si durante la previa de este encuentro hubo mucho ruido respecto del listado de los participantes o del financiamiento, éstos formaron parte de la lateralidad del Congreso. Pero del meollo de la cuestión, de qué se trata el CILE y para qué sirve, se habló poco y nada.
No hubo debates acalorados sobre el poder de la lengua como encarnación de la cosmovisión del mundo hispano o como símbolo conflictivo de identidad grupal, ni de cómo la planificación de políticas lingüísticas reproduce in vitro lo que sucede in vivo (o debería hacerlo) ni de la complementariedad necesaria entre los académicos, los políticos y los sentimientos de los hablantes –por cierto una tríada siempre compleja– a la hora de legislar sobre el uso correcto de la lengua ante un fenómeno como la globalización, que tiende a simplificar el universo de vocablos disponibles no sólo en la oralidad sino también en la escritura. El CILE es un gran núcleo de reflexión acerca de la situación, los problemas y los desafíos del idioma español, organizado por la Real Academia Española (RAE) –con la Asociación de Academias de la Lengua Española y, en esta ocasión, con la Academia Argentina de Letras–, que es la institución responsable del programa científico de los Congresos, mientras que al Instituto Cervantes (IC), otra de las columnas vertebrales, le corresponde el desempeño de la secretaría general.
El primer encuentro se realizó en la ciudad mexicana de Zacatecas en 1997, bajo el lema “La lengua y los medios de comunicación”. Y el comienzo fue alborotado porque Gabriel García Márquez dijo que “desde hace tiempo la lengua española no cabe en su pellejo”, propuso jubilar la ortografía “terror del ser humano desde la cuna” y pidió “enterrar las haches rupestres, firmar un tratado sin límites entre la ge y la jota y poner más uso de razón en los acentos escritos”. El segundo fue en Valladolid (2001); en esa ciudad española se debatió en torno de “El idioma español en la sociedad de la información” y la clausura estuvo a cargo del escritor Carlos Fuentes. En diálogo con Página/12, Jorge Urrutia, director académico del IC y secretario del CILE, desde 1997, explica el espíritu y los objetivos del encuentro: “Este es un congreso bastante abierto, dentro del título general hay varios frentes que pueden establecerse. Me parece que lo fundamental es intercambiar ideas que al fin y al cabo lleven a un objetivo común que sería conjugar en lo que se llama el mundo globalizado la extensión del español, su unidad y el mantenimiento de sus particularidades geográficas. Porque el concepto de globalización parece bastante claro en los aspectos económicos, pero los que trabajamos en el mundo de la cultura no podemos sino defender la necesidad de la identidad. Ahora, esa identidad no puede estar reñida desde el punto de vista idiomático con el mantenimiento de una unidad que –se entienda o no siempre así– es lo que nos da la fuerza”.
–Se habla mucho sobre el congreso pero pocos saben exactamente en qué consiste...
–Es que se ha convertido en un fenómeno mediático, y me parece muy bien que sea así. Porque el sentir, en un momento que la sociedad se preocupa por la lengua, es muy importante. Cuando uno necesita dedicarle más tiempo al trabajo, por ejemplo, le parece que esto no va a afectar al entorno, a la persona con la que vive, a la familia, cree que como están próximos, como lo ven todos los días, lo van a comprender. Y resulta que esto no siempre es así. Con la lengua ocurre exactamente lo mismo: nos parece algo común y cotidiano, y de repente descubrimos que no estamos comprendiendo.
El CILE, que se desarrollará en el Teatro El Círculo y en el Centro Cultural Parque España hasta el sábado 20, contará con la participación de Tomás Eloy Martínez, Roberto Fontanarrosa (que cerrará el Congreso en reemplazo de Juan José Saer, quien no podrá asistir por razones de salud), Abelardo Castillo, José Pablo Feinmann, Noé Jitrik, Elvio Gandolfo, Angélica Gorodischer, Griselda Gambaro, Juan Carlos Gené, Mempo Giardinelli, Jorge Riestra, Juan José Sebreli, Tomás Abraham, Jorge Coscia, Carlos Sorín, Julio Schvartzman, Melchora Romanos, José Luis Moure, Nora Múgica, Nicolás Rosa, Guillermo Jaim Etcheverry, Ivonne Bordelois, Angela Di Tulio, Rosa María Ravera, Elena Rojas, César Quiroga, Pedro Luis Barcia, entre otros escritores, lingüistas, filósofos, cineastas, editores y académicos argentinos que intervendrán en las ponencias generales, las sesiones plenarias, las mesas redondas y los paneles simultáneos. Entre las visitas internacionales, llegarán a Rosario el escritor nicaragüense Ernesto Cardenal, el chileno Jorge Edwards, los mexicanos Carlos Fuentes, Carlos Monsivais, Gonzalo Celorio, Jorge Volpi, Javier Castellanos y Jaime Labastida; los españoles Juan José Millás, Juan Luis Cebrián, José María Merino, Luis Landero; los peruanos Fernando Iwasaki, Alfredo Bryce Echenique y la uruguaya Cristina Peri Rossi, entre otros.
En esta tercera edición se añadió una innovación: la presencia de los escritores que obtuvieron el Premio Cervantes (como Edwards), oportunidad en la que se realizará un homenaje al escritor argentino Ernesto Sabato, que contará con la participación de José Saramago. Además, con motivo de celebrarse el cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote (1605-2005), la monumental novela de la lengua española escrita por Miguel de Cervantes, el jueves 18 se presentará una edición muy cuidada y de gran calidad preparada por Francisco Rico, el investigador más prestigioso y reconocido de la obra de Cervantes. Publicada por la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (AALE), la obra se lanzará simultáneamente en España y América bajo el sello editorial Alfaguara (costará 25 pesos). Preceden al texto de Cervantes introducciones de Mario Vargas Llosa, Martín Riquer, Francisco Ayala y Francisco Rico. También incluye diversos artículos de importantes comentaristas y un extenso glosario de términos para facilitar la comprensión de los lectores actuales.
En el prólogo de la gramática de Antonio Nebrija (1492), el gramático escribió esa frase tantas veces repetida: “Siempre la lengua fue compañera del imperio”. Después de las contrariedades por las que tuvo notoriedad el Congreso, la subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, opina que se notará la diferencia con las ediciones anteriores por la impronta inclusiva de Argentina en el hecho cultural más importante del 2004 para la comunidad hispanoparlante. “Esta idea de inclusión se inscribe dentro de una política que el gobierno persigue: incluir a la mayor cantidad de gente en todas las áreas sociales y culturales.” En el último congreso en Valladolid se inscribieron cerca de 500 personas que recibieron certificados; en Rosario hay más de 2900 inscriptos y, curiosamente, encabezan el ranking dos países no hispanoparlantes: Brasil y Estados Unidos.
“Espero que haya un flujo de diálogo entre los académicos, los escritores y los empresarios de medios de comunicación para que se pueda recuperar lo mejor de nuestra tradición cultural, que no ha sido destruida ni con el default ni con lo peor de la crisis de 2001”, propuso Faillace. “Este Congreso, en tanto afirmación de lo cultural, va a fortalecer la identidad de los argentinos y aspiro a que consolidemos más los vínculos con América latina.” Además, la subsecretaria de Cultura considera que el encuentro puede servir para analizar las consecuencias de la globalización sobre la lengua y la identidad. “Este es el principal debate que tenemos pendiente. Esta centuria comenzó con una gran carencia de discursos y los progresos de la globalización en las áreas de la comunicación y la informática no nos ayudaron a vivir en un mundo más equitativo. Si somos 400 millones de hispanoparlantes, debemos fortalecer la inserción del español en el mundo, porque nuestro idioma es nuestro imaginario.”