Fue una mañana bastante particular. Hasta podría decirse que era una mañana fellinesca. En principio, porque los artistas plásticos se habían autoconvocado para repudiar a la Justicia, pero finalmente estaban allí para ofrendarla. Eso sucedió debido a la decisión de levantar la clausura a la retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta, que reabrirá el domingo 2 de enero de 2005 (ver aparte). El asunto es que ayer, sobre la peatonal Florida, transitaba la enésima manifestación de fin de año. Además, en el complicado tránsito porteño, un auto desvencijado con parlantes de propaladora olvidada pedía por “la continuidad de Independiente de Avellaneda” (sic). En ese contexto, el grupo de artistas plásticos oficializaba su acto de repudio a la censura de una Justicia y de festejo por el fallo de otra Justicia. Y todo, en el Día de los Inocentes. Es que, como se sabe, la clausura impuesta a la muestra retrospectiva de León Ferrari por la jueza Elena Liberatori había sido revocada por la Cámara en lo Contencioso Administrativo, en un fallo dividido. Y muchos de los artistas –que habían estado varios días preparando la movilización– se enteraron del hecho esa misma mañana, antes de salir a la calle.
Así, medio centenar de artistas plásticos decidió, de todos modos, hacerse presente en los tribunales porteños (Avenida de Mayo al 700) con sus habituales muestras de creatividad, para hacerse notar en un claro mensaje de que seguirán expectantes de la Justicia. Uno de los carteles decía “¡Viva León Rey!”, en alusión al grito de “¡Viva Cristo Rey!” que los de la ultracatólica Agrupación Custodia utilizaron aquel viernes en el que entraron a romper algunas obras. Un grupo de artistas “digitales” había hecho tapas apócrifas de distintos diarios nacionales. En una de ellas se veía una foto de un monumento a León Ferrari, ubicado frente a la iglesia del Pilar. El título de tapa de un símil de Página/12 decía Pilar de cultura. Otro facsímil apócrifo, esta vez de Clarín, decía: Descubren en Tierra Santa escultura a León Ferrari.
“¿Usted con quién dejaría sus hijos: con un cura o con un artista?”, indicaba otro cartel, y una cruz mostraba caras de Ferrari con la boca tapada, en alusión a la clausura preventiva. En otra imagen aparecía el padre Grassi, detenido en 2002 por supuesto abuso de menores, con un bebé en brazos. “No a la censura del arte, sí a la libertad de expresión” y “Censura no, fuera el tribunal de la Inquisición”, decían los carteles.
Entre los artistas estaba Juan Carlos Romero, activista ad hoc de los Artistas Plásticos Autoconvocados contra la Censura, agrupación organizada para defender a Ferrari. “Estamos presentes porque queremos decirle a la Justicia que, más allá de si hay apelación o no, también estaremos atentos a sus movimientos”, dijo Romero a este diario, asediado por noticieros televisivos. Varias agrupaciones, entre ellas Etcétera, LuchArte, Razón y Revolución, artistas plásticos, curadores, entre otros, se habían preparado con anterioridad para salir a denunciar la situación de censura que ayer, aunque todavía la sentencia no está firme, comenzaba a desarmarse. “A quien se quiere proteger es al clero, a los opresores y al conjunto de su Estado contra una extraordinaria denuncia política, ejercida a través del arte”, decía un volante de LuchArte.
También estaba el humorista Miguel Rep, los plásticos Adolfo Nigro, Matilde Marin, Diana Dowek, Nora Gómez y Fernando Antín, director del espacio Elsi del Río. El 15 de diciembre pasado, el espacio fue apedreado en sus vidrieras por una obra que utilizaba imágenes religiosas con personajes de Disney. “A esta altura, luchar por el derecho de la libertad de expresión parece una locura. Hay que salir a poner el freno a esta avanzada de la derecha, porque como parecemos un país sin memoria es mejor refrescarla”, dijo Antín.
“Sabemos de la participación de León Ferrari junto a los organismos de derechos humanos. Así que hemos dado una respuesta cultural. Ferrari, consu posición frente al arte, está llegando a hacer reflexionar al poder como ningún otro artista lo hizo”, contó Leopoldo, de Etcétera pero también perteneciente a HIJOS. También estaban representantes de Madres y Familiares. Mientras eso sucedía, en medio de las banderas que cortaban un poquito del tránsito de Avenida de Mayo, algunos se estaban pasando la dirección de la jueza Elena Liberatori y pensaban en organizar un escrache en su casa de Belgrano al 1200 de la localidad de San Fernando, donde dicen que vive. Uno de los chicos de la agrupación había estado llamando a la casa de la jueza, pero decía que siempre respondía el contestador con un “mensaje navideño de amor y de paz”.