CULTURA
› ENTREVISTA A THOMAS ANZ
“La moda alcanza a las enfermedades”“La moda alcanza a las enfermedades”
El lingüista analiza cómo el arte echa luz sobre aspectos vedados a la ciencia.
› Por Silvina Friera
¿Por qué el cáncer, el sida, la depresión o el Alzheimer se vuelven interesantes para la literatura? ¿Qué las convierte, en distintas coyunturas, en artificios culturales? El lingüista alemán Thomas Anz sostiene que el arte y la literatura pueden descubrir aspectos de las enfermedades de la época que normalmente permanecen ocultos a las ciencias médicas. Si la literatura se define en tanto se separa de lo normal, los métodos del análisis literario y cultural se presentan como instrumentos que permiten explorar el saber poético sobre los cuadros clínicos. Anz participó esta semana del coloquio Las épocas y sus enfermedades en la literatura, que concluye hoy en el Instituto Goethe (ver aparte). El lingüista alemán, que preside desde el año pasado la Asociación de Germanistas en Alemania, dice que existen enfermedades de moda. “Hasta hace un par de años nadie hablaba del tinnitus, pero hoy de repente todos lo investigan. Durante mucho tiempo lo fundamental para el psicoanálisis fue el complejo de Edipo, pero hacia 1870 la cuestión se trasladó hacia el trastorno narcisista”, señala Anz.
–¿Cuáles serían hoy las enfermedades de moda?
–Todas las que están vinculadas con los trastornos de la alimentación, como la bulimia, pero también el tinnitus, el Alzheimer y el sida, si bien en este caso el interés está declinando. El hecho de que se pongan de moda estas enfermedades se da tanto en el campo de la literatura como en los medios de comunicación y en la medicina en forma paralela.
–¿La pérdida del interés por el sida se debe a que es una enfermedad que está siendo controlada?
–Sí. Susan Sontag sostenía que lo que hace interesante a una enfermedad es que sus causas estén poco claras, que no haya avances en la terapéutica. Lo que ocurre con el sida es claramente lo contrario: las causas están bastante claras y la terapéutica ha avanzado lo suficiente como para que los temores o todo lo oscuro que giraba alrededor de esa enfermedad se reduzcan y se vaya perdiendo paulatinamente el interés.
–¿Qué ocurre con las enfermedades mentales?
–Cuando se empezó a potenciar la razón, la racionalidad, se las descubrió como enfermedades mentales y se les dio un nombre. Lo interesante es observar por qué ciertas enfermedades mentales van cambiando de nombre con el tiempo. Lo que en algún momento fue melancolía después se transformó en depresión: ¿qué fenómenos culturales se dan en torno de este cambio? Hacia 1910 aparece el término esquizofrenia, que literalmente significa un espíritu o un alma disociada. Muchas veces incluso enfermedades físicas son interpretadas como psíquicas. A esto se refiere Susan Sontag en su ensayo La enfermedad y sus metáforas, cuando plantea que detrás del cáncer se esconden las pasiones reprimidas.
–La tuberculosis para los románticos estaba asociada a la belleza. ¿Ahora se percibe la enfermedad como algo poco bello?
–No estoy del todo de acuerdo, porque me parece que en la literatura aun las enfermedades se presentan como situaciones especiales, que no son necesariamente malas o feas, y pienso en los enfermos mentales y en cómo se les atribuye ciertos caracteres de sensibilidad o de creatividad en la literatura. Y lo que reposa detrás de todo esto es una vieja tradición que se remonta a la Antigüedad, pero que sigue siendo válida, que es la relación entre locura y genialidad.
–Usted, que estudió la obra de Kafka, ¿cómo se relaciona La metamorfosis con el tema de la enfermedad?
–Lo que Kafka hace es representar su propia enfermedad pulmonar como una metáfora, como un escape de su obligación diaria de trabajar, obligación que le impone la sociedad. Gregorio Samsa se levanta una mañana, después de haber tenido pesadillas toda la noche, transformado en un insecto, y eso hace que él no tenga que ir a trabajar nunca más y pueda dedicarse a la literatura. Esto, que parece ser una manifestación personal de Kafka, es un fenómeno colectivo porque se entiende la enfermedad como la consecuencia de que uno quiera escapar de la normalidad burguesa.
–¿Piensa que las enfermedades mentales son las que más han perdurado o las que nunca pasaron de moda?
–Sí. Uno de los fenómenos característicos de la sociedad moderna es la pérdida del sentido, el desorden, la incapacidad de establecer relaciones de causalidad. El individuo se ve superado por la constante complejidad y disociación de su entorno y por la incapacidad de establecer vínculos con su medio. Hay una liberación del orden impuesto, que es positiva, pero como en toda dialéctica, esta liberación provoca una oferta de sentido que genera mucha presión sobre el individuo.
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