Dom 22.05.2005

CULTURA  › TRIPLE PROGRAMA EN EL CENTRO CULTURAL ROJAS

Tres versiones para disfrutar de un presente en movimiento

Se presentan coreografías de Ariel Jaenisch, Teresa Duggan y Adrián Herrero.

› Por Analía Melgar

Entre las distintas ramas de la danza hay una particularmente reacia a ser definida: la danza contemporánea. Como gran parte del arte del siglo XXI –casi es posible arriesgar–, constituye un ámbito donde conviven expresiones del más variado estilo. El triple programa que actualmente ofrece el Centro Cultural Rojas ejemplifica la heterogeneidad que queda reunida bajo ese término comodín llamado “danza contemporánea” ante la falta de un vocablo más apropiado. En la sala de Corrientes 2038, el viernes y sábado próximos a las 20.30 podrán verse tres obras de coreógrafos argentinos: El valor de las cosas, de Ariel Jaenisch; Cuatro poemas. Primavera.verano.otoño.invierno, de Teresa Duggan, y Las almejas se entierran con la lengua, de Adrián Herrero. Reunidas sólo bajo las premisas de la diversidad y la experimentación, las piezas se suceden en orden de intensidad creciente.
En El valor de las cosas, Jaenisch trata de reducir al mínimo las dimensiones del movimiento, extremando hasta la quietud. El cuerpo en reposo ocupa el espacio por largos minutos. No se tensa, no se apura. Apenas camina, toca el piso, manipula diversos objetos. La música no invade; acompaña levemente. Por momentos, no queda más que el silencio. Jaenisch se rodea de materiales considerados esenciales para él e interpreta solo su propia danza. El protagonismo lo tiene un cuadro de Giancarlo Scrocco: acrílicos brillantes muestran un pedazo de cielo con nubes. El bailarín se deja fluir. Toda forma reconocible como propia del mundo de la danza es desechada. La línea recta de la caña es utilizada para acompañar la extensión de las extremidades. Más adelante, Jaenisch toma unas ramas secas y las hunde en un frasco con agua. Luego, pronuncia textos. A través de la lectura de unas cartas invisibles, reconstruye el diálogo epistolar que mantiene con una “Querida E” desde la distancia.
Otra perspectiva estética elige Teresa Duggan. Luces y simbolismos edifican su breve solo. A través de colores intensos producidos con focos manipulables, crea imágenes intensas. Cuatro poemas... parcela el escenario en cuatro subespacios donde el cuerpo se impregna de tonos asociados a cada estación del año y a las distintas etapas de la vida. Movimientos ondulantes, frescos y alegres representan la primavera. La explosión vital del verano sucede bajo un cenital blanco: la intérprete entra y sale del foco a gran velocidad. Luego, la cara de Duggan se transforma iluminada con rojos y anaranjados. Al final, el otoño se proyecta como dibujos de hojas estilizadas. No casualmente, Duggan es coreógrafa habitual de los espectáculos de nuevo circo, creados por Gerardo Hochman: Gala, Vibra, Ronda, Fulanos. Con la imaginación siempre despierta para seducir visualmente al público, despliega en el Rojas una fórmula efectiva que ya probó en De rebote, otra obra suya anterior.
La propuesta que cierra el triple programa vuelve a transitar la danza contemporánea entendida como sucesión de pasos a tiempos contados, pero dentro de un marco narrativo y con la proyección de un video. Lo más destacable de Las almejas... son sus dos jóvenes bailarinas: Florencia Vecino y Soledad Drago. Especialmente, la primera, encargada de la mayor parte de la coreografía, se luce en una interpretación impecable. El director, Herrero, construye un dúo de dos mujeres a veces lánguidas, a veces risueñas. Como moluscos refugiados en su valva, salen por algunos instantes a investigar el mundo. Entonces despliegan su cuerpo gelatinoso adoptando formas elásticas. Se reconocen pasos clásicos y rasgos de la danza moderna como fuertes contracciones. El relato avanza dramáticamente a través de señales de acercamiento entre las dos bailarinas. Tímidamente se palpan y acaso se quitan bacterias infectas que las habitan. Pero el encuentro no prospera y cada una se entierra en su hueco solitario. De esta manera, después de una danza despojada y otra danza iluminada, Las almejas... completa un paseo por el polifacético panorama de la danza contemporánea que el Rojas ofrece.

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