Lun 04.07.2005

CULTURA  › “GRANDES CHICOS”, EL PROYECTO QUE SOÑO Y CONCRETO JUAMPI SORIN

Libros para seguir creciendo

La idea surgió en plena crisis argentina. Participan, entre otros, Gelman, Galeano, Sasturain, Spinetta, Dolina y Fito Páez, que donaron textos relacionados con la infancia.n

› Por Oscar Ranzani

A fines del 2002, cuando el país seguía inmerso en una profunda crisis después del estallido de diciembre del 2001, el futbolista Juan Pablo Sorin tuvo la idea de salir a jugar su partido más difícil y, a la vez, el más placentero: arrebatarle a la pobreza los sueños de muchos chicos que amenazaban con transformarse en pesadilla. El capitán de la Selección Nacional de fútbol y su esposa Sol Cáceres decidieron transformar la bronca de ver niños pobres en tierras ricas, en una acción positiva. Entonces pensaron en editar un libro. Convocaron a un grupo de escritores y artistas que tuvieran ganas de ayudar. Los que aceptaron, donaron una obra propia (inédita o no) referida a la niñez, acompañada por una foto de cuando ellos eran chicos, sin ninguna remuneración a cambio. Como resultado se publicó recientemente Grandes chicos, un libro que reúne historias enviadas por los escritores Juan Gelman, Abelardo Castillo, Eduardo Galeano, Liliana Heker, José Pablo Feinmann, Juan Forn, Sylvia Iparraguirre, Guillermo Saccomanno, Pablo De Santis, Roberto Fontanarrosa, Griselda Gambaro y Juan Sasturain. Grandes chicos también incluye narraciones de Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Alejandro Dolina, Inés Estévez, Horacio Fontova y el propio Sorin, y creaciones artísticas y gráficas de Liliana Porter, Horacio Altuna y Miguel Rep. Lo recaudado se destinará a la refacción de las escuelas Nº 1162 y 1009 y del Hospital Rural de Pampa de los Guanacos, Santiago del Estero.
Durante la presentación de Grandes chicos, el auditorio del Centro Cultural Recoleta se convirtió en un ámbito dominado por las emociones, donde varios de los artífices de este libro estuvieron presentes junto al ex jugador de River, vistiendo camisetas celestes con la estampa de la cara de una niña que ilustra la tapa de la publicación. Sorin dio el puntapié inicial: “Nos costó mucho hacer este libro y empezar con este proyecto que nace desde el dolor, pero también desde la ilusión, y que tomó forma gracias a estos escritores, artistas y dibujantes”. Luego de resaltar el aporte de su mujer (“se encargó de gran parte del trabajo de ingeniería”, dijo), señaló que la idea es “ayudar de una manera distinta, compartir e interactuar con la gente y que cada uno que compre el libro se lleve algo a la casa, placentero, interesante”. Y, además del acto solidario, que también sirva para “incentivar a la lectura”. “Empezamos a llamar a todos estos ‘monstruos’ que nos fueron dando el sí, la fuerza y la energía para poder conseguir una obra de esta magnitud”, agradeció visiblemente emocionado delante de un largo escritorio del que colgaban numerosos dibujos hechos por los chicos de Pampa de los Guanacos, que interpretaron las obras de Grandes chicos. Luego presentó un video con imágenes de las escuelitas, el hospital y los chicos de ese pueblito de Santiago del Estero.
Posteriormente hablaron varios de los escritores y artistas en una ceremonia notoriamente alejada de la solemnidad en un ambiente en el que se respiraba un clima íntimo y amistoso que contagiaba a los invitados. “Vos hiciste realidad algo que todos sentíamos”, le agradeció Iparraguirre a Sorin. Luego, Feinmann bromeó con que su foto era la más linda. “En ella estoy sonriendo con una alegría infinita. Y cuando mi mujer María Julia me trajo la foto, la miré y me pregunté de qué sonreía tanto a los seis años. Y lo descubrí: nadie me había dicho todavía qué era la vida”, explicó. Heker resaltó que “es ejemplar cómo un proyecto se puede llevar a cabo cuando hay pasión, cuando hay muchas ganas de hacer algo y se lo puede hacer muy bien”. Sasturain se sintió orgulloso “porque me puse la misma camiseta que Sorin. Estoy muy contento. ¡Qué grande, eh! Qué capitán que tenemos, ¿no?”, señaló y todos asintieron con un interminable aplauso. Forn continuó remarcando que, aun cuando la Argentina de hoy no esté en el estado terminal en que estaba en el 2002 (cuando surgió la idea), “lo que demuestran estos proyectos es que sigue haciendo falta que nos pongamos la camiseta todos, y que cuando lo hacés, termina rindiendo”. Estévez destacó el hecho de “ayudarnos todos nosotros a poder ayudar a otras personas”, y reconoció que haya “alguien altruista que da la posibilidad de dar una mano, algo que es muy valioso”. “Todos los libros que vos quieras –le prometió Rep a Sorin–, pero te juro que el día que me llame Ronaldinho, no colaboro.” “No voy a hablar del libro. Ahora se me ocurre una cosa más egoísta que está ligada un poco a los sueños de los chicos –subrayó Fontanarrosa–. Yo he tenido la suerte de dibujar, escribir y publicar varios libros. Pero digo, pienso y siento: ¡cómo me hubiera gustado ser capitán de la Selección Argentina!”, exclamó emocionado. “Claro, porque después de San Martín, ¡es lo segundo!”, agregó Rep. “Es lo más lindo que me pasó en la vida, Negro”, agradeció Sorin y luego presentó a un amigo, un músico brasileño que acompañó con sus canciones las emociones que, a esa altura de la noche, transformaron el auditorio del Recoleta en un espacio donde la solidaridad jugaba un partido amistoso con la pasión.

Subnotas

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux