CULTURA
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Una política de Estado
Por Anibal Ibarra *
La presentación del Plan Estratégico de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires hace que me formule dos preguntas: ¿se puede planificar en medio de la crisis? Y también, ¿es lícito que el Estado intervenga en la vida cultural de la comunidad que representa? Para la primera pregunta, mi respuesta es casi un acto de fe que ya he expresado en repetidas oportunidades: creo profundamente en la necesidad imprescindible de construir consensos básicos que nos permitan formular políticas de Estado a largo plazo, más allá de los cambios que vayan presentándose como resultado del saludable ejercicio de la vida democrática. La segunda deriva de la anterior, ya que mal podría dejarse librado a la improvisación o el arbitrio individual el diseño de políticas culturales que van a afectar al futuro, no sólo de artistas e instituciones sino de todos los habitantes de la Ciudad y la Nación. Es sobre la base de consenso que se ha llegado a la formulación de las líneas estratégicas de este plan para la ciudad, a partir de la convicción de que la cultura es y será uno de los ejes centrales de su desarrollo como comunidad. Trabajemos hoy para que en el Buenos Aires del Bicentenario la cultura siga ocupando el lugar preeminente, que la ha consagrado, a lo largo del siglo XX, como una de las capitales culturales del continente americano.
* Jefe de Gobierno de la Ciudad
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