El escritor Eduardo Galeano envió desde Uruguay un texto, que fue leído en un conmovedor momento de la ceremonia. “Todavía quedan en el mundo pruebas de que la justicia existe. Osvaldo lo merece. Por la vida que viene viviendo, por las palabras que viene escribiendo y diciendo. Es un ejemplo de honestidad y coraje, en este mundo que recompensa a los tramposos y desalienta a los valientes. Osvaldo es, también, un ejemplo de obstinación de la fe en la solidaridad humana. Como el buen toro de lidia, él crece en el castigo. Esa mirada transparente, esa cara de bueno, esa prosa que llama al pan, pan y al vino, vino, han sobrevivido invictas al exilio, a la enfermedad y a los ataques de los enemigos que lo elogian odiándolo. El viaje de Osvaldo es una aventura de la libertad. El la predica y la practica contra viento y marea, en este mundo de mandones y mandados. Dice lo que cree, cuando los tiempos mandan decir lo que conviene; y no se arrepiente de vivir estando en perpetua pasión, cuando los tiempos mandan vivir en estado de perpetua traición.”