Lun 01.07.2002

CULTURA • SUBNOTA

Persecución de un ritmo

Por Noe Jitrik

La circulación de la producción literaria de un escritor responde a la inmediatez instituida de los escritores consagrados por la academia o por las grandes editoriales, lo que implica que el sujeto de la literatura ya no es el lector sino el propio editor. En la madeja de esta complejidad, la obra de Daniel Moyano, a diferencia de Rodolfo Walsh, es más silenciosa, y tal vez por eso menos recordada. Existe la “veleta”, un oportunismo que establece cuáles son los autores que hay que leer y de los cuales hay que hablar, sin tener en cuenta el valor de los que quedan afuera de este círculo. La primera novela que leí de Moyano fue Una luz muy lejana. En esas páginas sentí que aparecía una voz que recordaba la luz de la provincia con una solidez y una firmeza que me sorprendieron. La constante de su escritura está relacionada con la música, la persecución de un ritmo, que distinguía sus cuentos y novelas de otras narrativas. El tomaba a la música como soldador de su escritura, con la precisión y la elegancia del violinista que era. Lo vi en España, poco antes de morir, cuando le otorgaron el Premio Cervantes a Augusto Roa Bastos, y me dijo que se sentía poco reconocido y leído.

Nota madre

Subnotas

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux