Lun 01.07.2002

CULTURA • SUBNOTA

Los caminos inversos

Por Hector Tizon

La obra del escritor no muere cuando se acaba la vida biológica del autor. Moyano fue el precursor de una literatura que hizo el recorrido contrario, desde adentro hacia la metrópolis, junto con Juan José Saer y Antonio Di Benedetto. Logró jugar en primera sin haber nacido en Buenos Aires. El hecho de que no haya muchos libros en las librerías es por las mecánicas de funcionamiento del marketing editorial. La importancia de su literatura va a vencer esta indiferencia aparente. Una novela como Libros de navíos y de borrascas es un trabajo contundente porque representa el momento sublime de la madurez de Moyano, al reflejar el estado de ánimo de toda una generación. En Madrid nos veíamos con frecuencia y siempre me dio la impresión de que quería regresar pero que intuía que jamás volvería a pisar suelo argentino. Solía utilizar una metáfora sobre la desaparición de lo que alguna vez se llamó Argentina: como una isla de Cracatova. La última vez que lo vi estaba triste, un estado de ánimo poco representativo de su personalidad. Supongo que aunque él no sabía que tenía cáncer, intuía que la muerte le estaba rondando bajo la forma de una enfermedad incurable.

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