Estudiantes usó la especialidad de la casa y se subió a la cima del campeonato. Era un partido cerrado, impreciso, aburrido, pero en el último minuto, Moreno y Fabianesi capturó un rebote en el área y con un frentazo le dio el premio al equipo que más lo había buscado. Los de Sensini fueron siempre hacia adelante pero extrañaron la brújula de Verón para encontrar los mejores caminos. Vélez, en cambio, priorizó controlar a su rival y cuando tuvo sus chances, se topó ante Andújar.

La tabla ilusionaba con un partidazo. Pero con el correr de los minutos todo se fue enredando. La idea de Tocalli fue inteligente y tuvo réditos en gran parte del juego. Consciente del vértigo que suele imprimir Estudiantes cada vez que juega en La Plata, plantó a la mayoría de sus hombres en su campo, de frente al pelotón pincha que incluía tres delanteros, bochazos cruzados de Benítez, llegada con sorpresa de Enzo Pérez y buen remate de afuera de Moreno y Fabianesi. Y lo controló bien, sin muchos sobresaltos. Con Estudiantes contenido y con Vélez sin muchas luces, el trámite era cada vez más trabado y menos jugado. Cabral casi rompe el molde con una jugada espectacular: recibió de Bustamante en el vértice del área chica, cacheteó la pelota por arriba de Edgar González y, cuando iba a definir contra Andújar, lo trabaron justo. Estudiantes también tuvo su chance con un gran cambio de frente de Benítez para Enzo Pérez que encaró, le pegó pero lo tapó Montoya. Luego de un par de rebotes, la pelota derivó en el uruguayo Salgueiro que sacó un fuerte derechazo que reventó el travesaño.

En el segundo tiempo, Sensini intentó darle otra cara al equipo con el ingreso de Piatti y Galván, pero nunca pudo imponerse por abajo. Igual, allí estuvo la primera clave del triunfo: la idea de uno y otro. Las mejores chances del local llegaban por arriba –presagiando el final– con un cabezazo de Alayes que se desvió y salió al lado del poste y otro de Desábato que también se fue desviado. Lo de Vélez era práctico pero poco productivo. Se acomodaba atrás y salía en velocidad con mucho espacio libre para llegar cara a cara con Andújar. Pero fue justamente el arquero el que le sacó dos veces el gol a Balvorín. Primero ante un anticipo del tucumano que logró evitar estirando la pierna junto a su palo izquierdo y luego recuperándose tras una mala salida y atorando al delantero cuando iba a definir.

Se iba el partido y dejaba poco. Todas las expectativas quedaban inmersas entre las piernas que trababan y trababan. Pero Estudiantes siempre tiene una vida más. Y en la última bola que tiró al área, Desábato ganó, Moreno y Fabianesi anticipó, empujó y el La Plata festejó. Tanto ir, tuvo su premio con la receta de siempre. Esa que lo deja mirando a todos desde arriba.