Vie 04.04.2008

DEPORTES  › RIVER, DEMORADO PARA VOLVER DE MEXICO

El particular duelo de Simeone

El partido entre América y River, que se jugó en la madrugada de ayer en el estadio Azteca, más que buen fútbol ofreció a los espectadores un gran espectáculo de goles que concluyó con el 4-3 a favor de los locales. Cada uno de esos tantos, sus emociones y sus desahogos tuvieron en los entrenadores de ambos conjuntos dos interpretes de lujo. Tanto Diego Simeone como Rubén Romano, dos temperamentales que en el entretiempo se fueron al vestuario en medio de un combate verbal, brindaron durante el emotivo segundo tiempo un show aparte de alegrías y tristezas.

River arrancó el complemento con un gol arriba, que había marcado Archubi en el arranque del partido, pero a los 51 Iñigo anotó, de cabeza, el empate y dos minutos después, en jugada de pelota parada, tan obvia como predecible, Esqueda puso con otro cabezazo el 2-1. Romano irradiaba felicidad y Simeone se agarraba la cabeza y buscaba explicaciones entre sus colaboradores. El cuadro se invirtió cuando Cervantes, en un intento de despejar un centro de Abelairas, anotó en contra el empate de River. Esta vez Simeone pegó un salto y levantó y bajó sus manos pidiendo serenidad a los suyos; Romano negaba con la cabeza.

Pero la alegría y la serenidad duraron poco. Cervantes se redimió con otro golazo, esta vez a favor. “No puede ser”, decía entre dientes el DT de River. No parecía su noche. Al minuto Abreu le devolvió la sonrisa a Simeone, que a esa altura estaba seguro de que el partido estaba para cualquiera. Se lo llevaron los locales con un buen remate del paraguayo Cabañas, y entonces Romano estalló de euforia. “La diferencia estuvo en que ellos aprovecharon nuestras equivocaciones. Pero me voy conforme. Vinimos a un estadio difícil y estuvimos muy cerca de lograr el resultado que necesitábamos. No se nos pudo dar”, explicó Diego Simeone. Ahora River, para pasar a los octavos de final, deberá al menos empatar cuando reciba a Universidad de San Martín, de Perú.

Las malas noticias continuaron. A la derrota y a la contractura de Ariel Ortega, River le sumó ayer una demora de tres horas debido a un desperfecto técnico del avión que anoche traía de regreso al plantel. Durante ese lapso, hubo dirigentes que especularon con solicitar a la AFA la postergación del partido del domingo frente a Lanús. No será necesario.

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