Boca jugará hoy ante Banfield con varios jugadores suplentes, pero al mismo tiempo se presentará con un equipo sumamente ofensivo. Asimismo, Juan Román Riquelme quedó prácticamente descartado para el partido del próximo martes frente a Atlas, en México, por la Copa Libertadores, aunque la resolución definitiva será tomada hoy. La ausencia de Leandro Gracián entre los titulares para recibir al conjunto del Sur es un indicio de que difícilmente Riquelme pueda volver a la competencia, a diecinueve días de sufrir un desgarro en el aductor derecho.

El entrenador Carlos Ischia sorprendió al confirmar los nombres de los futbolistas que eligió para comenzar el juego de hoy. En particular, no se esperaba que Castromán, Palermo y Boselli estuvieran juntos desde el inicio, porque todo hacía indicar que iba a estar Gracián.

La fórmula elegida por Ischia responde, en principio, a muchas que supo aplicar Carlos Bianchi, cuando disponía dar descanso a titulares y mantenía tres pilares habituales en el fondo, como serán Caranta, Cáceres y Morel Rodríguez. Pero Ischia también innova al presentar un mediocampo liviano para la función defensiva, ya que sólo Vargas es un recuperador natural, mientras que Chávez y Cardozo son volantes externos con mucha mayor vocación de atacantes.

Por otra parte, aunque presumiblemente Castromán juegue retrasado (podría intercambiar posiciones con Chávez o con Cardozo), queda claro que, por características, representa más la figura de un tercer delantero que la de un conductor u organizador de juego. Ischia explicó ayer que decidió poner una formación ambiciosa para este partido porque “Boca tiene que ser siempre ofensivo y trata de serlo siempre, juegue el jugador que juegue. La búsqueda de la victoria es permanente”.

En relación con Riquelme, a pesar de las ilusiones del propio jugador, es muy difícil que se afronte el riesgo de hacerlo reaparecer en México, y el cuerpo médico dará hoy la última palabra. “Es muy difícil que viaje –explicó Ischia–, porque Román no está todavía del todo bien. Ustedes saben cómo es uno, de no apurar al jugador. El tiene muchas ganas y muchos deseos, pero también tenemos que pensar, más que nada, en el deportista, en el ser humano, en lo que tiene ahora, en lo que podemos tener con él más adelante. Lo que va a tener él también por delante en el tiempo cercano. Por eso, lógicamente, uno no lo quiere arriesgar.”