Boca tenía que salir a buscar la goleada, sin especulaciones ni demoras, y eso fue lo que mostró desde el arranque del partido. El equipo de Ischia salió con actitud y decisión, y con Riquelme como extremo izquierdo y Dátolo un poco más recostado sobre el medio, armó una sociedad por ese sector que no tardó en darle sus frutos. Por un lado, porque Riquelme era el conductor con todas sus virtudes conocidas y Dátolo era el socio ideal para generar el dos-uno. Y por el otro, desde la derecha se habría un hueco muy grande para que Palacio explotara su velocidad y para que Alvaro González trepara con cierta facilidad.

A eso Boca le sumó una gran presión en la mitad de la cancha, que le permitía recuperar muy rápido la pelota y no pasar sobresaltos en el fondo. Con un aliento ensordecedor de sus hinchas, que empujaban al equipo desde las tribunas, el equipo de Ischia tardó apenas tres minutos para armar su primera situación de peligro, que Dátolo no pudo resolver bien, tras un muy buen pase de Riquelme.

Pero en el dominio abrumador de Boca presagiaba que el primer gol de Boca no iba a tardar en llegar. Y, en efecto, no tardó. A los 9 minutos, Paletta desvió con lo que pudo un tiro libre de Riquelme y el conjunto argentino logró el primer objetivo: convertir antes de llegar al primer cuarto de hora.

Consciente de sus necesidades, Boca no se paró y fue por más. Con las armas de siempre y con mucho amor propio, seguía teniendo acorralado al Maracaibo, que apenas podía hilvanar un par de toques hasta tres cuartos de cancha. Un pelotazo largo de Monzón que Palacio apenas alcanzó a desviar sirvió para que Dátolo marcara el merecido segundo gol. El ex Banfield se metió en el área, amagó, no se desesperó y tocó de zurda al primer palo de Henao para colocar el 2-0 antes de los 20 minutos.

Con semejante diferencia, la sensación era que Boca iba a poder convertir todos los goles que necesitaba en esa primera estapa. Sin embargo, el desgaste en esos primeros minutos y el crecimiento del Maracaibo llevaron a que el trámite ya no fuera tan sencillo. Incluso, los venezolanos tuvieron dos chances para descontar que no prosperaron gracias a la respuesta de Caranta.

Tres situaciones desperdiciadas por Palacio en cinco minutos, dejaban dos sensaciones contradictorias. Boca llegaba seguido, pero al mismo tiempo no concretaba. Y con el cansancio acumulado, fue prevaleciendo el tema de no poder convertir. Para colmo, el reloj seguía corriendo y el equipo de Ischia necesitaba dos tantos más. Pero desde Chile llegaron buenas noticias y desde el terreno del juego surgió la enorme figura de Riquelme, para definir con toda su frialdad y estampar el gol que significaba la clasificación.

De ahí en más, Boca buscó el tanto tranquilizador pero ya no tenía ni fútbol y sobre todo energía para encontrarlo. Fue así que Maracaibo hasta pudo volver a pegarle un susto en una jugada que obligó al arquero de Boca a revolcarse. Finalmente, desde Chile llegó la confirmación del empate y entonces la Bombonera estalló en un grito de desahogo y felicidad.

3- BOCA

Caranta; A.González, Cáceres, Paletta, Monzón; Vargas, Battaglia, Dátolo; Riquelme; Palacio, Palermo.

DT: Carlos Ischia.

0- MARACAIBO

Henao; Machado, Fuenmayor, Lancken, Muñoz; Beraza, P. Fernández, M. Mea Vitali, Rojas; Maita, Urdaneta.

DT: Nelson Carrero.

Estadio: Boca.

Arbitro: Víctor Hugo Rivera.

Goles: 9m Paletta (B), 20m Dátolo (B), 73m Riquelme (B).

Cambios: 14m Maidana por Paletta (B); 46m Figueroa por Beraza, 52m Gracián por Vargas (B), 71m Cardozo por Dátolo (B).