Estudiantes ante una doble chance

No quiere dejar nada

La intempestiva salida de Diego Simeone a fines del año pasado no daba margen para augurar este momento. Parecía el fin de un ciclo exitoso, ya que la partida del técnico se sumaba a un plantel que iba perdiendo a varias de sus principales figuras. Sin embargo, cinco meses después, Estudiantes atraviesa un presente inmejorable, ya que está puntero en el Clausura y, desde esta noche, empezará a jugarse su pase a los cuartos de final de la Copa Libertadores ante la Liga Deportiva Universitaria, en Quito. De la mano de Roberto Sensini, el equipo platense olvidó rápido a su ex entrenador y consiguió un rendimiento óptimo, sin importar demasiado los jugadores que saltan a la cancha.

A esta altura, está claro que Estudiantes va por todo. Por más que en algún momento priorizó la Copa Libertadores, los resultados que fue cosechando en el Clausura lo colocan en el lote de candidatos, a falta de siete fechas. Es que la rotación que fue imponiendo el entrenador no resquebrajó la estructura del equipo y le permitió ir sacando buenos resultados, aun con formaciones donde prevalecían habituales suplentes. Y tampoco lo debilitó la falta de Verón de casi un mes por una lesión ni cuando recibió la quinta amonestación. Responder sin su líder futbolístico y anímico es una de la mayores virtudes que se le pueden reconocer al conjunto de Sensini.

Un buen ejemplo de su madurez como equipo se dio el viernes, cuando se impuso a Central con tres bajas sensibles en la mitad de la cancha, como Verón, Leandro Benítez y Diego Galván. Con sentido colectivo y una propuesta ambiciosa, muchas veces con tres delanteros, Estudiantes supo disimular ausencias. Y, además, el buen rendimiento de los suplentes agrandó las posibilidades de elección de Sensini, que no depende tanto de los nombres. ¿Ejemplos? José Basanta y Juan Manuel Díaz, defensores que ingresaron por la rotación, marcaron ante Tigre y ante los rosarinos goles claves para sostener a Estudiantes en la punta.

Otra clave de esta actualidad es el rendimiento de Pablo Piatti, una de las figuras del campeonato. Con ocho tantos, cuatro en la Copa y cuatro en el Clausura, el delantero cordobés de 19 años es el goleador de la era Sensini. Su aporte resulta fundamental, teniendo en cuenta que en poco tiempo Estudiantes perdió a figuras vitales en esa zona de la cancha, como Pavone, Calderón y Sosa. Falta saber si tendrá resto para afrontar la recta final.

---

Lanús sufrió varios dramas

Va por el consuelo

La pintura del campeón todavía está fresca, aunque por estos días pocos se acuerden de aquel 2 de diciembre en el que Ramón Cabrero y sus jugadores hicieron historia en la Bombonera. El panorama actual de Lanús es mucho más difuso: comparte la última ubicación en el certamen local junto con Olimpo y Gimnasia de Jujuy, sufre el desgaste de su entrenador –quien ya anticipó que a partir de junio le dará paso a su ladero Luis Zubeldía– y se juega el semestre en la llave ante Atlas que se abre esta noche.

Las razones de este cambio son muchas y variadas. El primer temblor post-vuelta olímpica ocurrió en el verano, cuando Agustín Pelletieri se plantó en la previa del repechaje ante Olmedo reclamando una mejora en su contrato. El mediocampista finalmente viajó a Ecuador, y aunque Lanús perdió, dejó una buena imagen. Una semana después se ganó el pase a la zona de grupos con una actuación sólida en la revancha.

Por esos días, el Clausura estaba por empezar, aunque desde Arias y Guidi anunciaban sin temores que todos los cañones apuntarían a la copa. Las razones eran lógicas: el equipo se había sacado la mochila del campeonato y los puntos de este semestre no le servirían para entrar a la Libertadores ’09, ya que ingresará directamente por haber ganado el Apertura. La primera muestra de rotación se dio muy rápido, en el segundo partido del torneo, cuando el conjunto de Cabrero visitó a Huracán (y perdió 1-0) sin Valeri, Sand, Acosta y Pelletieri. Era tiempo de Nicolás Ramírez, Diego González, Cano, Faccioli, Quintana, frutos del semillero granate que saltaban a la cancha.

Después tropezaría con otra piedra: las lesiones. En dos meses sufrieron lesiones de mayor o menor grado cuatro delanteros (Sand, Acosta, Biglieri, Lagos), su figura (Valeri) y otras piezas clave en el último tiempo como Hoyos, Fritzler, Graieb y Velázquez. Cabrero ponía como titulares a los que podía. Así se generó este desequilibrio al que Lanús no está acostumbrado: se clasificó invicto a los octavos de final de la Libertadores (ganó 2 partidos y empató 4) y fue perdiendo el rumbo en el campeonato local, en el que no gana desde la tercera fecha (5-1 a Colón) y cayó por goleada en el clásico ante Banfield.

Cuando todavía restan un par de meses para promediar el año, comienza a definir su semestre. No le tocó un adversario fácil: el Atlas de Guadalajara ganó el Grupo 3, postergando a Boca.