Cuando parecía que finalmente en este inicio de temporada Ariel Ortega comenzaba a ordenar su rutina de vida, dejando de lado sus inconvenientes por la adicción al alcohol, el jujeño volvió a protagonizar ayer un nuevo episodio muy lejos de lo deportivo. El delantero chocó su camioneta contra un surtidor de combustible de una estación de servicio, luego de salir de un boliche de la zona de Palermo, con evidentes signos de ebriedad, según testigos del incidente. Más tarde, el jugador no se presentó en el entrenamiento que el plantel de River realizó en el predio de Ezeiza. Esto representaría una nueva recaída del jujeño en su lucha por abandonar la bebida. Para colmo, el entrenador Diego Simeone le pidió a los dirigentes que lo separen del plantel.

El accidente ocurrió cerca de las 6.30, en una estación de servicio ubicada en la avenida Juan B. Justo y Honduras, donde chocó un surtidor de nafta del lugar. Según versiones policiales, que indicaron que no existe denuncia alguna, el hecho sucedió cuando el futbolista llegó al lugar a retirar su automóvil, que había dejado estacionado para concurrir al local bailable Esperanto. Ortega subió a su vehículo, junto a un hombre de unos 50 años, y al dar marcha atrás embistió la parte de plástico que recubría el surtidor, sin ocasionar daños mayores.

Empleados de la estación de servicio comentaron ayer que la maniobra realizada por Ortega no es atípica, debido a que al parecer acostumbra salir de allí a alta velocidad.

El dirigente de River Héctor Cavallero, después de conocer el hecho en las primeras horas de la mañana, consideró como “lamentable” lo que está sucediendo con el último ídolo de la entidad. “El tema ya se está poniendo complicado. Me produce una tristeza enorme. Estamos detrás del jugador todo el tiempo. No sabemos de qué manera va a seguir esto. Seguramente habrá una enésima reunión con Ariel, aunque tomar decisiones en caliente no es lo correcto”, explicó Cavallero en declaraciones radiales.

La situación de Ortega estuvo cerca de desembocar en su salida del club, luego del enfrentamiento que tuvo con Simeone, horas antes del último encuentro del Clausura, ante Banfield. Ese día, Ortega trató a Simeone de “vigilante y mala leche”, después de conocer que no iba a estar entre los suplentes frente al conjunto del Sur. Inmediatamente, Ortega salió a decir que se iría de River, pero el presidente José Aguilar medió en la disputa y el conductor decidió darle una nueva oportunidad.

Sin embargo, después de ese “arreglo”,el faltazo de ayer motivó que Simeone tomara la determinación de pedir que la dirigencia lo separe del plantel. En principio se lo aceptaron, aunque habrá que ver que sucede, ya que River pretende renovarle al jujeño el contrato hasta 2011, en medio de un ofrecimiento que tuvo esta semana el jugador para desempeñarse en los Emiratos Arabes Unidos, por una cifra cercana a los dos millones de dólares por sólo diez meses de préstamo.