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› Por Juan José Panno
Curioso: de pequeño, Michael Phelps le tenía miedo al agua. En su biografía explica que se refugió en las piscinas para no oír las discusiones entre sus padres, que poco después se divorciarían. Comenzó a nadar a los siete años, incentivado por sus hermanas, Hillary y Whitney, esta última campeona de Estados Unidos de los 200 metros mariposa en 1994 y a la que una lesión de espalda obligó a una retirada prematura.
A los 11 años se cruzó en su vida el técnico Bow Bowman, quien pronto se dio cuenta de sus cualidades innatas para la natación. Con él empezó a entrenarse y sigue haciéndolo en el North Baltimore Aquatic Club. De hecho, el prestigioso técnico se convirtió en su segundo padre, ya que con su padre biológico, un policía retirado, apenas mantiene relación desde que se separó de su esposa, antigua maestra que desde 1999 trabaja como administrativa del club al que pertenece Michael.
En el 2000, con 15 años (nació en Baltimore, Maryland, el 30 de junio de 1985) participó en los Juegos de Sydney, y logró un meritorio diploma, al ser quinto en los 200 metros mariposa. En 2001 ganó su primer título absoluto: la medalla de oro de los 200 metros mariposa en el Mundial de Fukuoka (Japón), prueba en la que estableció, además, un nuevo record del mundo (1m54s58), convirtiéndose en el plusmarquista más precoz de la historia. Después llegarían títulos, records y medallas en catarata.
Al acabar la secundaria, Michael Phelps interrumpió los estudios para dedicarse en exclusiva a la natación. De hecho, es el único componente del equipo estadounidense que pasó de amateur a profesional sin competir en torneos universitarios. Su físico no es imponente como el de otros campeones (Ian Thorpe, Johnny Weissmuller o Mark Spitz), pero mide 1,95m y pesa 88 kilos; sus brazos abiertos tienen una envergadura de 2,04 metros y calza 46. Todo lo consiguió a base de esfuerzo: en los últimos siete años sólo ha dejado de entrenar cinco días.
Como norma nada 80 kilómetros por semana, en lo que invierte cinco horas de entrenamiento diario. Cuando no se entrena suele dormir, y antes de tirarse a la piscina, tiene la costumbre de escuchar música del rapero Eminem o de 50 Cent. Su rutina diaria se reduce a dormir, entrenar y comer para ganar peso. Sus desayunos son pantagruélicos, pues suele engullirse ocho huevos fritos con sus correspondientes tostadas. Necesita, según sus médicos, siete mil calorías diarias para abastecer su organismo de las energías que gasta en los entrenamientos.
- Mis almitas
En una edición especial de los alumnos de la escuela de periodismo Deportea, a propósito de los Juegos, Vanina Oneto contó una anécdota deliciosa. En un partido salía todo mal y el técnico, Cachito Vigil, se preparó para largar una andanada de reproches. Sutilmente, Oneto le informó que 12 de las chicas estaban, coincidentemente, indispuestas. Entonces Vigil empezó a hablar con esta introducción: “Mis almitas...”. Vigil y Vanina ya no están en la Selección, pero Las Leonas siguen escribiendo historia. Fue dura y peleada la victoria ante Japón, pero templó el ánimo para lo que se viene: Alemania, el campeón olímpico.
- Ocho puntos
Pronosticamos que Argentina le iba a ganar a Croacia por 8 puntos. Le erramos: vencieron por 24. Ocho por tres: tripleeee. Pero honestamente, ¿quién creía que se podía ganar con tanta facilidad? Los croatas lideraban el grupo junto con Lituania y tenían un altísimo promedio de goleo. La buena defensa argentina les planteó un problema que nunca supieron cómo resolver. Para el próximo partido, que será contra Irán, mejor no pronosticamos nada.
(Continuará.)
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