Haciendo honor a la rivalidad histórica que arrastran desde su época de juveniles y que recrudeció en el último Masters Series de Roma, cuando Juan Martín Del Potro se salió de las casillas, le tiró un pelotazo y hasta discutió con la madre del jugador, el escocés Andy Murray terminó ayer con la racha exitosa de 23 victorias consecutivas del tandilense Juan Martín Del Potro, al derrotarlo en los cuartos de final del US Open, último Grand Slam de la temporada, por un ajustado 7-6, 7-6, 4-6 y 7-5, al cabo de cuatro horas de intenso partido.

La enemistad manifiesta de ambos jugadores le dio al encuentro de ayer un poco de condimento, aunque esta vez no hubo en la cancha ningún cruce entre ambos, más allá de algún festejo exagerado o acaso los momentos en los que el argentino no la pasaba bien en la cancha y acusaba molestias en su rodilla derecha y solicitaba la atención de los especialistas, situación que desapareció con el aumento de la eficacia de su juego.

Lo cierto es que, más allá del resultado, fue un verdadero duelo de gigantes el que protagonizaron ambos tenistas en el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows. La diferencia fue pequeña, aunque decisiva y puede explicarse en el hecho de que el ascendente Del Potro (número 17 del mundo) se cruzó con un Murray (6) ya consolidado entre los Top Ten, próximo a aparecer en la cuarta posición del escalafón mundial.

En la primera manga quedó claro que Del Potro se le iba a plantar de igual a igual al escocés, que arrancó muy bien y tras quebrar el saque del tandilense en el segundo game, perdió su servicio en el séptimo y noveno juego y dejó a Del Potro con la chance de cerrar el set con su saque; algo que finalmente no sucedió porque Murray recuperó el segundo quiebre en el siguiente, por lo que la manga llegó a una definición por tie break. Ahí sí que el escocés sacó a relucir su chapa de top ten y, proponiendo interesantes cambios de ritmo, terminó llevándose la manga con un contundente 7-2.

La paridad se trasladó al segundo set, donde el intercambio de golpes era tan intenso que, tras quebrarse mutuamente en el undécimo y duodécimo juego, llevó al encuentro a otra definición por tie break, que volvió a definirse a favor de Murray con otro amplio 7-1. Del Potro, contrariado y enfadado por sus propios errores, acusaba además una molestia en su rodilla por la que debió se atendido en dos oportunidades.

La ilusión del tandilense se encendió en el quinto juego del tercer set, cuando consiguió recuperar el quiebre sufrido en el cuarto game, que lo dejaba prácticamente fuera de partido. Murray acusaba el cansancio del juego que le proponía el argentino y comenzó a cometer errores, lo que le valió un nuevo quiebre de parte del tandilense en el noveno juego, para luego cerrar el set con su saque por 6-4.

Con ese envión, Del Potro llegó a estar 2-0 arriba en el arranque de la cuarta manga; luego volvió a quebrar a Murray en el séptimo para ponerse 4-3 arriba, pero no aprovechó su servicio en el siguiente y el set volvió a emparejarse. Así llegó hasta el duodécimo juego, donde tras dos errores de Del Potro, Murray terminó llevándose el triunfo por 7-5, cuando faltaban apenas dos minutos para cumplirse las cuatro horas de partido.

Cuando decretado el final se acercaron a la red, no dejó de sorprender la buena actitud mostrada por ambos duelistas, que no se hablaban desde aquel episodio del Masters Series de Roma y esta vez prefirieron hacer honor al gran encuentro que acababan de disputar intercambiando saludos y algunas palabras. Fue Murray quien cortó la racha ganadora de Del Potro, que incluyó 23 triunfos y los primeros cuatro títulos ATP consecutivos del joven tandilense que, con apenas 19 años, seguirá escalando posiciones en el ranking, demostrándole al mundo que todavía no encontró su techo.