DEPORTES › RIVER Y BOCA BUSCARAN HACER UN BUEN NEGOCIO EN EL MONUMENTAL
El equipo millonario, último en la tabla, llega al partido sin más motivación que salvar un muy flojo comienzo de temporada. Boca, todavía con chances en el Apertura, lo hace inmerso en una crisis importante de vestuario. Pasen y vean.
River y Boca protagonizarán hoy una nueva edición, la número 183, del superclásico del fútbol argentino, en un partido correspondiente a la décima fecha del torneo Apertura en el que los dos buscarán, de alguna manera, “salvar el año”. El partido, que comenzará a las 16.20, se jugará ante un colmado estadio Monumental de Núñez y será arbitrado por el internacional Héctor Baldassi.
Con realidades similares pero con momentos opuestos, River y Boca se verán las caras en un choque que será determinante para el futuro de ambos equipos y en el que los dos buscarán “salvar el año”. Si bien Boca está lejos del líder San Lorenzo (tiene 14 puntos y está a 8 del equipo de Boedo), ganando podrá mantener al menos la esperanza de pelear hasta que los números digan lo contrario.
En tanto, River ya se despidió del torneo, porque en nueve fechas sumó sólo 8 puntos, está a 14 del equipo que dirige Miguel Russo y de no vencer a Boca hoy sumará para las estadísticas el peor comienzo de certamen de la historia del club.
Pero los momentos de los dos equipos son diferentes, porque el equipo de Diego Simeone llega a este superclásico tras dos semanas a pura tranquilidad, con todo confirmado, algo que desde que el “Cholo” es el entrenador de River nunca había pasado.
Para jugar ante Boca el ex DT de Estudiantes dejará de lado los “experimentos tácticos” que viene realizando, para formar un equipo bien tradicional, con cuatro hombres en el fondo, una línea de tres delante de ellos, un enganche y dos delanteros, como le gusta al hincha “millonario”. La clave estará en el desempeño que puedan tener sus hombres desequilibrantes, en especial Diego Buonanotte, que se moverá en la posición de enlace, tratando de darle juego a Radamel Falcao y a Santiago Salcedo.
Si River gana el superclásico le quedará como aliciente haber dejado fuera de carrera a Boca en el Apertura y con esa tranquilidad poder encarar los cuartos de final de la Copa Sudamericana (enfrenta a Chivas, de México), sabiendo que si avanza de fase podría volver a encontrarse en semis con el equipo de la Ribera.
Por el lado de Boca las cosas no están tan claras, aunque de lo único que nadie duda es de que la relación interna de su plantel está totalmente rota y que así, más allá de lo que se dice que sucedía cuando Carlos Bianchi era el técnico del equipo, la tarea no será sencilla.
Juan Román Riquelme no se habla con sus compañeros, al igual que Hugo Ibarra, amigo del conductor de Boca, y el clima interno es cada vez peor, algo que no sería descabellado pensar que se traslade dentro de la cancha. Además, el entrenador de Boca, Carlos Ischia, a quien le explotó la interna luego de las inesperadas declaraciones de Julio César Cáceres, no podrá contar en este superclásico con el jugador más importante de su equipo de los últimos tiempos, Rodrigo Palacio, que quedó descartado por lesión.
Con Martín Palermo recuperándose da una rotura de ligamentos de la rodilla, sin Palacio, Ischia pareciera estar decidido a apostar por un nuevo esquema, con doble enganche (Riquelme y Nicolás Gaitán) y un solo hombre de punta, que sería Lucas Viatri.
Se sabe que lo más flojo de este River de Simeone es su defensa, pero ese esquema de Boca presupone una solución para los problemas del local, aunque los partidos hay que jugarlos y nada está definido.
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