La crisis futbolística de San Lorenzo tuvo ayer un capítulo rodeado por la violencia. El plantel fue recibido con insultos, cánticos ofensivos y proyectiles por un grupo de unos 50 hinchas en Ezeiza, luego de la derrota en México con San Luis, que no sólo desembocó en la rápida eliminación de la Copa Libertadores sino también en la renuncia de Miguel Angel Russo como técnico. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue la música preferida de los simpatizantes, que tuvieron un duelo particular con Gonzalo Bergessio, uno de los más cuestionados. Es que el ex Racing respondió ante algunos insultos y encendió aún más a los hinchas, que también le arrojaron monedazos y hasta una zapatilla al micro que trasladaba a los jugadores.

La situación conflictiva desencadenó también en una fuerte decisión de la Comisión Directiva: los jugadores Santiago Solari, Jonathan Botinelli, Aureliano Torres y el capitán Adrián González fueron separados del grupo que se concentra para recibir mañana a Vélez, por la novena fecha del torneo Clausura. A los dos primeros se les vencen los préstamos en junio próximo, y es difícil que continúen en la institución.

El clima hostil siguió después del mediodía en el Nuevo Gasómetro, en el entrenamiento a puertas cerradas que realizó el equipo. Allí, otro grupo de hinchas intentó ingresar por la fuerza en el club, y una mujer de 30 años fue detenida por la policía.

Los jugadores salieron por el hall principal del aeropuerto Ministro Pistarini pasadas las 10 de la mañana, custodiados por unos 15 policías, y subieron al micro luego de escuchar los gritos y recibir escupitajos de los hinchas. Los mismos seguidores patearon el ómnibus mientras acusaban a los protagonistas de no entregarse por completo en la cancha y de jugar sólo por dinero, mostrándoles billetes de distinto valor. “Ahí están, ahí están, los mercenarios que jugaron para atrás”, fue otro de los cantos, entonado por algunos que serían integrantes de la barra brava.

Durante el encuentro ante San Luis, un grupo de diez miembros de la hinchada les hizo gestos amenazantes a los jugadores, cuando la eliminación ya era casi un hecho. Andrés Silvera y Diego Rivero también respondieron a los improperios de los hinchas y en consecuencia, al igual que Bergessio, se convirtieron en el centro de los insultos, a los que luego se sumaron escupitajos y monedazos al micro.

Russo, quien regresó con el plantel desde México, eludió los agravios debido a que se quedó tomando un café en el aeropuerto. En cambio, su ayudante de campo Hugo Gottardi y el preparador físico Guillermo Cinquetti sí fueron hasta el Nuevo Gasómetro, ya que tenían allí sus autos particulares, pero de inmediato se dirigieron a sus domicilios.

El plantel partió desde Ezeiza hacia el Bajo Flores, donde más tarde se entrenó por primera vez bajo las órdenes del técnico interino Alberto Fanesi. En esa zona, una mujer de 30 años fue detenida mientras manifestaba su disconformidad contra el plantel en una de las puertas del estadio, junto a otros 20 socios que pretendían ingresar en el club. Según informaron fuentes policiales, la mujer fue trasladada a la comisaría 34ª de la Capital por “atentado y resistencia a la autoridad”, y permanecía allí a la espera de la averiguación de sus antecedentes. La misma fuente desmintió que la mujer haya recibido algunos golpes por parte de personal policial, tal como se informara por algunos canales televisivos.

Por su parte, el directivo Héctor Viesca se justificó: “Fue una manifestación de gente en un lugar público, donde nosotros no tenemos la potestad de la seguridad”.