DEPORTES › DEFENSOR SPORTING LO SORPRENDIO EN LA BOMBONERA, LO DERROTO Y LO ELIMINO
La falta de rendimiento del equipo boquense en los últimos tiempos se agudizó anoche y no tuvo respuesta para doblegar al noble conjunto uruguayo, que ganó con justicia y ahora se medirá contra Estudiantes en cuartos de la Libertadores.
Boca perdió con Defensor Sporting en la Bombonera y quedó sorpresivamente eliminado de la Copa Libertadores, en octavos de final, porque no tuvo alma, no tuvo ese fuego que lo llevó en los últimos años a ganar varias Copas y porque enfrente tuvo un equipo que fue sin presiones al estadio, que no pegó, que no se defendió cerca de su arco y que en el balance se llevó de Argentina una victoria más que merecida. Con algunos aplausos tímidos los hinchas de Boca despidieron a sus jugadores, mientras que hubo insultos al por mayor para el técnico del equipo, Carlos Ischia.
Boca arrancó el partido como si estuviera obligado a ganar para clasificar, con Sebastián Battaglia parándose delante del círculo central y los laterales dispuestos siempre con vocación ofensiva. En los primeros minutos Rodrigo Palacio, por derecha, se hizo un verdadero festín y sólo con faltas lo podían parar. Pero Palacio no terminó bien una jugada, los tiros libres, por las faltas que le cometían al delantero, ejecutados al área por Juan Riquelme no prosperaron y todo pasó a ser intrascendencia. El equipo uruguayo se plantó en La Bombonera con dos líneas de cuatro definidas, decididos a cuidar primero el cero en su arco, dejando correr los minutos pese a que el empate sin goles lo condenaba a quedar eliminado de la Copa Libertadores.
El énfasis de Boca del comienzo pasó a ser displicencia, sin profundizar y estando tranquilo porque Defensor en forma esporádica cruzaba la mitad de la cancha. De todos modos, cuando los dirigidos por Jorge Da Silva advirtieron que el fondo de Boca daba ventajas, sobre todo por los costados, se comenzaron a animar más, pero no demasiado.
Con poco, casi sin atacar Defensor se puso en ventaja gracias al oportunismo de De Souza, cuando no se había cumplido la primera media hora del partido. Lo curioso es que los dirigidos por Carlos Ischia ni siquiera por el golpe del gol salieron de la abulia que venían mostrando.
Battaglia pasó desapercibido toda la noche y cuando salió lesionado de la cancha nadie lo lamentó, Riquelme no parece estar diez puntos físicamente, Palacio se ahogó y desapareció. Con este panorama el que más sufrió fue Martín Palermo, a quien recién en el final del primer tiempo le llegó una pelota más o menos clara, pero su cabezazo fue encontrado por el arquero uruguayo.
En el segundo tiempo poco cambió, porque Boca no podía ser profundo, pese a que inquietó en el primer cuarto de hora un par de veces al arquero de Defensor, pero sin ser un equipo decidido. Ante ese panorama, Defensor se agrupó atrás, pero tratando de no defenderse cerca de su arco
El magro panorama obligó a Ischia a realizar variantes, mandando a Leandro Gracián, Nicolás Gaitán y Luciano Figueroa, pero sólo el ex Vélez se mostró con decisión y firmeza para atacar.
Llegando a los 30 minutos del segundo tiempo Boca no sólo no merecía el empate, sino que varias veces estuvo cerca de recibir el segundo gol, pero los hombres de Defensor no tuvieron eficacia.
A los ponchazos, con el fútbol que le dio Gracián, Boca fue a buscar en los últimos 15 minutos en forma desesperada el empate. Sin embargo, Boca no fue una tromba, no tiró mil centros al área rival y Da Silva mandó a su equipo para adelante, con cambios ofensivos y su equipo en los minutos finales se defendió tratando de tener la pelota.
Boca tuvo sus chances, pero ahí apareció una de las figuras de la cancha, el arquero Martín Silva para ahogar el grito y por eso fueron un puñado de uruguayos los que gritaron fuerte en La Bombonera.
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