Desde París

Perfil bajísimo, discreción máxima y tenis confiable: Tommy Robredo, el único español que sobrevive en Roland Garros, intentará hacer olvidar, al menos por unos días, al omnipresente Rafael Nadal. De 27 años y número 17 del mundo, Robredo se medirá hoy con el argentino Juan Martín Del Potro, siete años menor (no antes de las 11, televisa Espn).

La única vez que se enfrentaron fue en 2007, en Madrid, con victoria para el tandilense, pero esta vez el español tiene argumentos para soñar, ya que el duelo se producirá sobre polvo de ladrillo, la superficie que mejor domina, la misma en la que ganó sus nueve torneos.

Hace poco más de dos años llegó a ser el número cinco del mundo, pero pese a su tenis pulido, pese a sus resultados, Robredo nunca fue un héroe del deporte español. “Yo soy una persona discreta. Que se hable más o menos de mí es una cosa de la prensa”, explicó tiempo atrás.

“¡Estamos aquí para hablar de mí!”, debió decir Robredo a los periodistas en su última rueda de prensa en París, aquella que dio tras avanzar a cuartos, pero que estaba inevitablemente marcada por la sorprendente eliminación de Nadal el día anterior.

Alguna vez se vio a Robredo posando desnudo por una causa benéfica, otras veces sorprendió con resultados de impacto. Pero, al final, Tommy siempre volvió a su caparazón.

Bautizado en honor al protagonista de la ópera rock de The Who, Robredo está sin entrenador en Roland Garros, donde lo asisten su padre y Albert Costa, el capitán del equipo español de Copa Davis. En silencio, mientras todas las miradas se dirigían a Nadal o, en mucha menor medida, a Fernando Verdasco, Robredo vio cómo todos sus compatriotas iban cayendo mientras él sobrevivía.

Del Potro es un hueso durísimo de roer, porque viene en franco ascenso. Pero Robredo tiene una motivación importante: superar, por primera vez en su carrera, la frontera de los cuartos de final de un Grand Slam, en la que invariablemente se quedó cada vez que llegó.