Dom 05.07.2009

DEPORTES  › A CUARENTA AÑOS DEL UNICO TITULO LOGRADO EN PRIMERA POR EL HISTORICO CLUB DE SAN MARTIN

El día que se agrandó Chacarita

En una jornada de consagración, bien vale el recuerdo: mañana se cumplen cuatro décadas del Campeonato Metropolitano que logró el equipo tricolor después de vencer a Racing en la semifinal y golear a River en la final.

› Por Gustavo Veiga

Angel Marcos sale por el túnel y mira hacia las tribunas donde hay 65 mil personas. Está en la tapa de El Gráfico porque Chacarita se consagra campeón por primera y única vez en su historia. Es el 6 de julio de 1969. La final con goleada a River incluida (4 a 1) se anticipa en dos semanas a Neil Armstrong, el astronauta que pisará la Luna con 500 millones de espectadores siguiéndolo por TV. Marcos hace un gol –el tercero– de otro planeta. El recordado Dante Panzeri titula en la revista: “Al fútbol se juega así”. Para Chaca fue (y es) su propio alunizaje. Aquel equipo, como el comandante del Apolo XI, planta para siempre su bandera tricolor en nuestra rica tradición futbolera.

Mañana se cumplen cuarenta años de aquella hazaña y el club, como se estila en este tipo de aniversarios redondos, lo festejará con una cena. Marcos, ese puntero derecho exquisito que completó con brillo su campaña en Francia, saldrá de nuevo por el túnel de los recuerdos, le tirará un centro a Horacio “El Tanque” Neumann que ya no está y volverá a dar la vuelta olímpica en el corazón de los hinchas.

Las imágenes en blanco y negro del antiguo Canal 7 tienen el audio original. El relator Horacio Aiello apela a su clásica muletilla: “A la izquierda de su pantalla, señora...” cuando un jugador del campeón va a patear el corner. Cualquier sesentón recita la formación de memoria: Petrocelli; Gómez, Abel Pérez, Bargas, Frassoldati; Puntorero, Recúpero, Poncio; Marcos, Orife, Neumann. Esos son los once que saltan a la cancha de Racing donde espera River, que ya acumula doce años de angustias que llegarán a dieciocho sin títulos. Es el partido que define el torneo Metropolitano, un engendro de esos con que la AFA experimenta cada tanto. Once equipos se dividen en un par de zonas, con un partido interzonal y los dos primeros que se cruzan en semifinales. Chacarita y River, los segundos, eliminan a Racing y Boca, los primeros, respectivamente. Se aproxima el día D...

En 1969, el equipo de San Martín conserva la base del que había formado un año antes el técnico Argentino Geronazzo. Lo dirige ahora Francisco Pizarro, un ex futbolista del club que increíblemente dejará el cargo una fecha antes de las finales. Chacarita sufre un 7-1 en contra decepcionante en la segunda jornada con Lanús. Pero no le importa. Se venga con un 3-0 en la segunda rueda. Entre partido y revancha le hace seis goles a Colón, cinco a Platense y Banfield; Racing y Boca, los mejores antes de llegar a las instancias decisivas, no le pueden convertir goles y a River le anota cuatro la tarde del título. Suma treinta sobre cuarenta y cuatro puntos y, si se cuentan las finales, su porcentaje de efectividad llega al 70,83 por ciento.

Ya no está Pizarro, don Manuel Guerra pasó como una estrella fugaz (un solo partido con derrota frente a San Lorenzo como DT interino) y aparece Víctor Rodríguez. Se calza el buzo de técnico y dirige la semifinal y la final. En la Bombonera, Racing queda en el camino con un gol de palomita del sanjuanino Recúpero a falta de 3 minutos. El empate hubiera eliminado a Chacarita porque tiene menos goles a favor en la fase regular.

La última piedra en el camino es River, un rival que no gana un título desde 1957 y que el año anterior se había desprendido de Ermindo Onega, Cubilla, Matosas y el Loco Gatti. Un grande que igual tiene a Daniel, el menor de los Onega y a Pinino Mas. Suficiente como para ser el candidato, aunque no tanto para el fútbol que desplegará el campeón.

Chacarita comienza ganando con un gol de Neumann de media vuelta, River le empata con uno de Trebucq, pero cerca del final del primer tiempo, El Tanque clava el segundo. El rubio de piernas regordetas, que sabía imponer su cuerpo y aguantar la pelota, hace su parte y Marcos la que resta cuando empieza la segunda mitad. Un golazo suyo con caño incluido al defensor Miguel Angel López sentencia el resultado. El perdedor está con diez jugadores desde bastante antes por la expulsión de Dreyer. El Tano Frassoldati, un incansable marcador de punta izquierdo, mete el cuarto que decora una goleada histórica. Chaca da la vuelta olímpica y sus jugadores son llevados en andas con la casaca de River puesta (la de botones) que habían intercambiado con sus rivales unos minutos antes. Una postal de otra época, menos histérica que ésta.

Cuentan los memoriosos que la revista Goles –la competencia de El Gráfico– no daba un peso por el más débil, publicó una foto de River en la tapa y tuvo que agregarle el título “Chacarita campeón”. El plantel donde asomaban dos que serían cracks en los años ’70, García Cambón y Gómez Voglino (uno en Boca y otro en Atlanta y el Elche), visita la televisión como se estila ahora. Es invitado al programa La Feria de la Alegría, que conduce Guillermo Brizuela Méndez. También va en masa al diario Crónica.

Marcos y Bargas comparten la camiseta de Chacarita y la Selección Nacional y tendrán destino consagratorio en el fútbol francés. Neumann se irá a Alemania. Frassoldati será un símbolo del club en los años siguientes y el áspero Recúpero otro tanto. Enrique Nader es el presidente y Salvador Zucotti, el dirigente peronista que tendrá peso en la AFA hasta el golpe del ’76, integra la comisión directiva como vocal.

Chacarita, dos años después de que Estudiantes rompiera la hegemonía de los grandes que se habían repartido todos los títulos desde la instalación del profesionalismo en 1931, les mostró el camino a otros equipos que ganaron títulos en las décadas siguientes: Quilmes, Ferro y Argentinos Juniors. Pagó cierto precio por ser casi el pionero y no jugó la Copa Libertadores: la AFA decidió que participaran el campeón y subcampeón del Campeonato Nacional, creado en 1967.

En los anales del fútbol argentino es una especie de Cenicienta cuyo recuerdo se mantiene vivo a través de las generaciones. La dimensión de su mayor éxito en 103 años de vida la da el rival que derrotó, la holgura con que lo hizo y el fútbol que desparramó en aquella tarde soleada de Avellaneda. Los relatos deportivos se construyen a partir de asimetrías. Chacarita, el más chico de los dos, también quedó en la historia grande por eso.

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