Con dos penales convertidos por Rubén Capria en los últimos seis minutos, Unión derrotó a Rosario Central por 3 a 2, y ganó, con un bochornoso final protagonizado por los jugadores visitantes, un partido de suma importancia para dos equipos a los que el descenso tiene en la mira.
Hasta los 39 minutos del segundo tiempo, Rosario Central no sólo tenía controlado el juego sino también el resultado (ganaba 2 a 1 con goles de Figueroa al minuto y Talamonti a los 33 del segundo, tras el empate de Weisheim), pero en los últimos seis minutos se le vino la noche. Justamente a los 39, Valli encaró por el área rosarina y Talamonti lo bajó. La jugada dejó algunas dudas, pero Daniel Giménez no vaciló. Pateó Capria y 2 a 2. Los jugadores de Central no habían podido digerir la bronca, cuando a los 44 Weisheim se fue solito en busca de Castellano. Al arquero no le quedó otra que cometer penal y ahí se acabó todo: Giménez expulsó a Castellano por la ley del último recurso y enseguida a Rivarola por protestar. Capria volvió a pararse frente a la pelota y ante Daniel Quinteros, que ocupó el lugar de Castellano. El Mago no falló y Unión pasó a ganar. Lejos de poner la pelota en juego, los jugadores de Central se fueron sobre Giménez. Pino y Quinteros fueron los más vehementes e incluso llegaron a empujar al árbitro, quien sólo expulsó a Pino.
Era un partido clave y así lo jugaron ambos. Hubo buenos momentos de los dos, pero Central hizo la diferencia por la profundidad de su juego. Al final se equivocó y Unión no perdonó.