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Las Leonas quieren rugir
Por Gabriela Raimondi
Desde su surgimiento en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 hasta la actualidad, Las Leonas han ocupado un lugar de privilegio dentro de la elite mundial del hockey sobre césped. El camino fue largo y para nada sencillo. La Selección Argentina ha sabido superar obstáculos que fueron mucho más allá de un rendimiento deportivo; el escaso apoyo económico, la falta de una estructura sólida y la desventaja de no ser profesional en su deporte. Sin embargo, nada ha podido quebrar el espíritu de grupo, la convicción y la solidaridad que caracteriza a este equipo, que en el Mundial de Australia que se inicia hoy en Perth puede marcar un antes y un después en el hockey argentino. Las Leonas debutan ante Nueva Zelanda, a las 7 (televisa TyC Sports).
En el Mundial de 1998 disputado en Holanda, el equipo de Australia hacía notar la gran diferencia tanto a nivel físico como corporal que existía con las jugadoras argentinas. Luego de una extensa preparación a cargo del profesor Luis Barrionuevo, que incluyó mucho gimnasio, más carga horaria en los entrenamientos y una responsabilidad aeróbica aparte por cada integrante de la Selección, Las Leonas han logrado conseguir un excelente desarrollo muscular, que le brinda más firmeza, seguridad y confianza a la hora de enfrentar un compromiso internacional.
El director técnico, Sergio Vigil, ha sido y es una pieza clave en el crecimiento de este plantel, ya que desde el primer momento inculcó en sus dirigidas el espíritu de lucha, nuevas tácticas y una solvencia en el juego que les permita consagrarse a nivel mundial. Mayor velocidad, dinamismo, presión, juego abierto y estrategia fueron las primeras directivas que comenzaron a poner en práctica y hoy las actúan a la perfección. Vanina Oneto en ataque, Luciana Aymar en el medio y Cecilia Rognoni en la defensa hacen el equilibrio ideal para mantener una base sólida a la hora de armonizar el juego.
En otros países en los que el hockey es practicado de manera profesional, es más simple y efectivo llegar a ocupar una plaza importante a nivel mundial. No es casualidad que equipos como Holanda y Australia hayan llegado a ser grandes potencias de este deporte. Una casa, un auto, dinero y publicidad hacen que cada jugadora que representa a su respectivo seleccionado no haga más que jugar al hockey el máximo de horas posibles. La realidad de Las Leonas es distinta: no sólo deben entrenar doble turno, sino que también necesitan cumplir con su trabajo para poder mantenerse.
Las 18 jugadoras que hoy comienzan a jugar el Mundial estamparon una imagen animal que quedará para siempre en la camiseta argentina y tienen un presente absolutamente ganador que marca sin dudas un antes y un después en el capítulo de la historia del hockey sobre césped femenino.