Mar 03.12.2002

DEPORTES  › COMO SE DESARMARA INDEPENDIENTE TRAS EL TITULO

No, no te vayas, campeón...

Aún en plena euforia por la conquista del Apertura, ya se sabe que este plantel no se mantendrá completo en el Clausura. Gabriel Milito y Andrés Silvera serán los primeros; seguirán Pusineri y Montenegro.

Por A.G.

Es tiempo de festejo. Tras ocho años y medio sin títulos locales, Independiente todavía está celebrando la obtención del Apertura 2002, un objetivo que se fue cristalizando a medida que transcurría el certamen y que en el final lo encontró como un justo y merecido campeón. Claro que el logro que consiguieron los jugadores y el cuerpo técnico encabezado por Américo Gallego no fue fruto de un proyecto elaborado ni un trabajo a largo plazo sino que se dio como consecuencia de una medida desesperada para evitar el descenso. Por eso, sin una estructura detrás que lo avale, es muy difícil que este momento pueda trasladarse en el tiempo, ya que este plantel exitoso pasará inevitablemente a desguace. No hay opciones lógicas que indiquen lo contrario.
Más allá de las ilusiones de todo futbolista al inicio de un campeonato, el objetivo primordial, en principio, no pasaba por el título. La meta era obtener puntos para levantar en la tabla del descenso, ya que el último lugar obtenido en el Clausura 2002 determinaba que el conjunto de Gallego arrancara este torneo en zona de Promoción. Por eso, ante el fantasma de perder la categoría por primera vez en la historia, la dirigencia buscó reforzar el plantel de apuro, tanto que algunos jugadores llegaron con el torneo comenzado. El mérito estuvo en incorporar a los futbolistas adecuados, que no necesitaron tiempo para adaptarse y que desde las primeras fechas mostraron todo su potencial en la cancha.
El modelo utilizado para alcanzar el título es muy similar al que un año antes le había posibilitado festejar a Racing. Sin importar demasiado las deudas que arrastraba el club, un grupo inversor encabezado por Daniel Grinbank acercó jugadores, que no le costaron nada a la institución pero que tampoco redituarán ni un patacón cuando los empresarios externos reciban ofertas por sus futbolistas (Daniel Montenegro, Lucas Pusineri, Federico Domínguez y siguen las firmas). Es verdad que, a diferencia de sus vecinos, algunas obligaciones se saldaron con el dinero que ingresó con las ventas de Diego Forlán y Matías Vuoso. Pero es tan cierto como que muchos acreedores, entre ellos algunos ex futbolistas de club, se quedaron sin cobrar sus deudas.
El problema para Independiente vendrá a partir del próximo campeonato. Por más que muchos ya sueñen con la Copa Libertadores, es imposible predecir qué jugadores tendrán la chance de disputarla dentro de quince meses. Ante cualquier oferta que llegue, el club no tiene ninguna opción para retener a sus figuras. Los empresarios, que apostaron a que los jugadores se capitalizaran, no tendrán reparos en negociarlos en un mejor destino. Ya le pasó a Racing, que se tuvo que desprender de varios jugadores con los que salió campeón. Por lo pronto, el propio Gallego anticipó que será imposible retener a Gabriel Milito o a Andrés Silvera para el Clausura. “Al seis o al nueve me los van a vender. Uno se va seguro”, señaló el técnico.
Tan complicado resulta el panorama que ni siquiera se puede asegurar que permanezca el conductor de este grupo. La continuidad de Gallego no está garantizada, ya que el entrenador manifestó en varias ocasiones su intención de abandonar el país para dirigir en el exterior. Además, la posibilidad de perder potencial puede influir en su decisión de quedarse. Por ahora es el momento de festejar. Ya habrá tiempo para saber si las nuevas autoridades encabezadas por Andrés Ducatenzeiler tienen las ideas necesarias para evitar lo que parece inevitable.

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