DEPORTES › DIALOGO CON EDUARDO BAZZI, PRESIDENTE DE LA ADC
El dirigente analizó la convocatoria del Súper 8 y los otros problemas de la actividad, como el calendario, la infraestructura y el escaso compromiso de los clubes.
› Por Ariel Greco
Desde Mar del Plata
El Súper Ocho es una excusa perfecta para que el mundo del básquetbol se reúna en un solo lugar. Por eso, los temas de discusión sobre la problemática del deporte fluyen solos. En ese contexto, Página/12 dialogó con Eduardo Bazzi, presidente de la Asociación de Clubes (AdC), que reconoce los inconvenientes de llevar adelante una gestión en la que ni los propios socios apuntan a una mejora colectiva.
–¿Cuál es la sensación que le deja el Súper Ocho?
–Nos deja conformes en el plano organizativo. Las condiciones de Mar del Plata fueron buenas, aunque la concurrencia no fue la esperada. Suponemos que si Peñarol avanza a la final tendremos una presencia de público acorde con la importancia del acontecimiento.
–¿No es un problema que el éxito del torneo dependa de la suerte deportiva del organizador?
–Es un tema social. Si el local no avanza, los juegos se disputan con muy poca gente. Es algo típico de los argentinos que también abarca a otros deportes. Acá cuesta mucho ver un deporte como un espectáculo, se lo interpreta como un hecho pasional, en el que es más importante que gane la camiseta favorita que ver un buen espectáculo.
–¿Y desde la AdC se hace algo para revertirlo?
–Se hace. Es una tarea de marketing que involucra tiempo y dedicación. Se ha avanzado en estos últimos veinte años, pero a nivel espectáculo todavía no se ha conseguido tanto.
–¿En qué momento siente que se encuentra la Liga Nacional?
–Está en un buen punto de desarrollo, pero sufrimos por los problemas de infraestructura notorios que provoca la situación del país. En otros aspectos, es sin duda la mejor Liga del continente, por tiempo y por la inversión que mueve. Y además, hay un acercamiento de firmas importantes.
–Pero hay deportes de menor arraigo popular que tienen mejores sponsors. ¿No es un problema de marketing de la Liga no llegar a esos sponsors?
–No, no. A esos sponsors no les interesa al básquet. Hay deportes de élite, con otro target publicitario como el rugby, el tenis o el polo, que tienen un perfil diferente. El básquet es un deporte de un perfil de clase media, que compite con el fútbol, y con el fútbol acá no se puede competir. El básquet no está en una lucha con lo que pueden representar esos deportes. Si uno hace una encuesta con los ejecutivos de las cien principales empresas argentinas, seguro que sale elegido el rugby como el deporte favorito. Eso marca un posicionamiento y una posibilidad de llegada que no tiene el básquet.
–Desde afuera da la sensación de que no todos los socios apuntan a la mejora colectiva.
–No hay ninguna duda. Es el principal problema que existe en la actividad. Acá las cosas se imponen a sangre y fuego. Ya hicimos tres cursos de capacitación dirigencial y la asistencia es muy limitada. Lo primero que te preguntan los clubes es quién paga el alojamiento y la comida, cuando para conformar un plantel no dudan en gastar miles y miles de pesos.
–Pero es una contradicción que se llamen Asociación de Clubes entonces...
–Sí, es la contradicción social y política de Argentina. Si esta misma liga, con su estructura, no estuviese en Argentina y estuviese en Alemania, Alemania sería campeón del mundo indiscutido por 200 años. Hay que imaginarse esta Liga en un país ordenado, con una moneda estable, con los sponsors que correspondan. Pero con todas sus falencias tiene ganado un prestigio internacional increíble, porque nadie se explica cómo un país claramente del tercer mundo esté metido en el primer plano del deporte. Igual, es verdad que la mayoría de los clubes no acompañan para el crecimiento.
–Hay una merma de público en los estadios. ¿En qué se piensa para revertir eso?
–Hay una saturación de partidos. Mi propuesta es que haya un solo partido por fin de semana y que haya más competencia internacional más ordenada. El modelo a seguir es el europeo: el fin de semana se juega por la liga local y entre semana se juega por el torneo internacional.
–¿Hay posibilidades de hacerlo a corto plazo?
–Depende de la mentalidad de los clubes, que a veces entienden las cosas rápidamente y otras veces les cuesta más. Pero no veo ni económica ni socialmente un motivo para tener una liga con dos partidos por fin de semana.
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