La escudería italiana Ferrari tuvo ayer un día negro de entrenamientos en el circuito de Barcelona, ya que sus dos pilotos, el alemán Michael Schumacher y el brasileño Rubens Barrichello, sufrieron sendos accidentes. Ambos corredores resultaron ilesos, aunque por el deterioro de los vehículos, el equipo decidió suspender las prácticas de hoy.
El primero en despistarse fue el campeón del mundo que inmediatamente reconoció su culpa en el accidente. “Cometí un error de conducción, pero algo así pasa en un ensayo”, dijo el alemán tras su espectacular vuelo a 240 kilómetros por hora. Cinco semanas antes del primer Gran Premio el 3 de marzo en Melbourne, el defensor del título perdió el control de su Ferrari, dio dos vueltas con su bólido sobre sí mismo y fue a golpear violentamente con la parte trasera contra la barrera de neumáticos. “No me pasó absolutamente nada”, dijo antes de emprender su regreso a casa. “La parte de atrás del monoplaza golpeó contra una barrera de protección. El piloto salió indemne y abandonó el auto por sus propios medios”, señaló un vocero de la escudería. Por la colisión, ambas ruedas traseras se desprendieron del coche, mientras que el alerón de cola y la caja de cambios quedaron seriamente dañados.
Poco después, su compañero de equipo Rubens Barrichello se salió en una curva y dejó su auto convertido en chatarra. Barrichello perdió el control en una curva a unos 200 kilómetros por hora y fue a estrellarse contra la valla protectora. De acuerdo a la versión de algunos testigos, ambos accidentes fueron muy similares. Como consecuencia de los despistes y las roturas en los vehículos, el equipo italiano resolvió suspender la actividad en pista. “Los monoplazas serán transportados a Italia, ya que los daños sólo pueden ser reparados en Maranello”, anunció Ferrari. A pesar de los golpes, los mejores tiempos de la jornada correspondieron a Barrichello y a Schumacher. Ambos corredores volverán a probar sus autos el 6 de febrero, al día siguiente de la presentación del nuevo bólido.