Una buena noticia: Juan Martín Del Potro pasó a la segunda ronda del Abierto de Australia. Una noticia mejor: no sintió molestias en su dolorida muñeca derecha mientras batallaba con el estadounidense Michael Russell para vencerlo 6-4, 6-4, 3-6, 6-2. “Lo importante es que pude jugar y aguantar todo el partido. Obvio que ganar siempre es lindo. Ahora, estoy pensando más en seguir recuperándome y en hacer todo lo que me digan los médicos” dijo el tandilense, cuyo próximo rival será el estadounidense James Blake o el francés Arnaud Clement, que jugaban en la madrugada.

“Sabía que podía entrar a jugar. A veces hay que recurrir a otros golpes para que el dolor no se agrave. Pero si entré a la cancha es porque puedo dar lo mejor.” No fue un partido sencillo para Del Potro el disputado bajo techo en el Hisense Arena, mientras la lluvia aguaba buena parte del programa de la jornada inaugural en Melbourne.

Russell estuvo más acertado de lo previsto en las devoluciones y lo puso varias veces en aprietos en la red. Sin embargo, cuando el argentino logró soltar su derecha y apoyado en la efectividad de su saque (convirtió 21 aces), hizo la diferencia. Una pelota dejada en la red por el norteamericano cerró la contienda cuando el reloj marcaba tres horas exactas de partido. Así, Del Potro selló su segunda victoria en tres enfrentamientos con Russell.

El argentino había arrancado con algunas dudas en su juego, y su rival lo aprovechó para quebrar en el segundo juego del set inicial. Pero Del Potro se recuperó pronto, y rompió en el tercero y en el quinto. Con el 3-2, conseguido con un derechazo cruzado, el número 5 del mundo por primera vez en el partido cerró su puño derecho como festejo.

El segundo set fue el más largo (53 minutos), pero Del Potro sacaba ventaja con la potencia de su servicio –llegó a sacar a 220 km/h– y un quiebre en el quinto juego le bastó para llevarse el parcial.

No pudo definir la historia en el tercero, en parte porque Russell siguió luchando y en parte porque se desconcentró tras discutir largamente con la jueza de silla. Enojado como pocas veces se lo vio, Del Potro volvió a meterse en el partido en el cuarto set. Rompió el servicio de su rival para el 2-0 y en el game final. Al final, levantó los brazos al cielo y festejó un triunfo doblemente valioso, porque se trató de una primera ronda de Grand Slam –habitualmente difícil para los principales favoritos– y porque sirvió para despejar muchas de las dudas generadas por la muñeca la semana pasada.