Sáb 14.12.2002

DEPORTES  › OPINION

Para entrar, hay que saber salir

› Por Pablo Vignone

Tiene razón el presidente Duhalde. Evidentemente, el país ha entrado de manera definitiva en una etapa de crecimiento. Sólo así pueden explicarse las situaciones suscitadas en el ambiente del fútbol, en el que conocidos personajes prefieren abjurar de sus reacciones originales y reconocer que en ningún lugar se vive como en la Argentina, entre mate, asado y “Fútbol de Primera”.
Américo Rubén Gallego había sido el primero en reconocer, tácitamente, su equivocación. Su caso fue destacado en estas páginas: aquel entrenador desesperado por salir del país, huyendo de la inseguridad, que prometía irse a como diera lugar a fine de temporada (es decir, ahora), pasó a considerar una bendición secular el que Independiente pudiera prolongarle el contrato por varios años... todo con tal de quedarse en la Argentina.
Ahora le toca el turno al Chacho Coudet. Al querido Chacho, a cuya ausencia muchos acreditan la real causa inestabilidad del River made in Pellegrini. El mismo que, sin sufrir pruritos por aparecerse en el entrenamiento riverplatense con una opulenta máquina alemana, asustado como estaba luego de haber sido víctima de un asalto, decidió hacérselo saber a los chorros pasándose a un Fiat 147... El mismo Chacho que, en agosto, hace menos de cuatro meses, y casi a las escondidas, eligió aceptar una oferta del Celta de Vigo para rajarle a la embarazosa angustia cotidiana. En dos días agarró viaje, hizo las valijas y se marchó.
Pero al Chacho, por lo visto, le tiraba el corazoncito criollo, y a la distancia no quiso dejar de formar parte de este incuestionable arranque. Esa es la única explicación posible para las declaraciones que formuló en la víspera al portal supergol.com: “Las puertas de River están abiertas, es un club que me ha tratado muy bien y siempre va a existir la posibilidad de volver (...) La situación no era la mejor en Argentina y eso me empujó a tomar la decisión de venir (a España). Pero ahora mis familiares me cuentan que allá las cosas están un poco más tranquilas y que han mejorado bastante”.
Es que Coudet no quiere quedarse afuera de este proceso irreversible, condenados al éxito como estamos. Seguramente no tendrá nada que ver el hecho de que no haya podido afirmarse como titular en el Celta; seguramente se lo malinterpretó cuando, en la misma entrevista, afirma: “Elegí venir (a España) más que nada por intriga y porque a mi edad, por ahí, no iba a tener muchas más oportunidades de jugar acá”. Donde se lee “intriga”, seguro debió leerse “temor” o “inseguridad”. seguramente, el Chacho sabrá cómo ponerle el pecho a las balas...

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