Antes que nada: odiamos al insufrible aviso de HSBC, haciéndose los lúdicos en el Zócalo del DF, interrumpiendo la previa cuando los dos equipos están en la cancha. ¿Cuánta teca tuvieron que poner para tremendo espacio privilegiado, y encima con un aviso pesadísimo, demagógico y pavo?

Después de todo: los tanos. No solamente los daneses vuelven sin pena ni gloria a Elsinor, los italianos también regresan al lugar de la dramaturgia hamletiana, en clave ugotognazzística. No se puede creer el siamo fuori, que atenúa la tragedia francesa y europea en general. Seis equipos europeos eliminados, y hoy se juegan la vida tres más, seguramente uno de éstos ya está afuera, con lo que quedarían en competencia ocho, con suerte. Está bien, 8 de 16 mejores, ése es el plan del continente que manda. Pero en este Mundial brilla Sudamérica, hasta ayer, todos clasificados, y hoy se la juegan Chile y Brasil, con grandes posibilidades. Quedarían entonces los 8 viejocontinentales, 5 sudacas, un norteamericano y un centroamericano, un asiático y un africano. Ningún oceánico, con la particularidad de que los neocelandeces se fueron invictos.

Los tanos. Qué increíble el naufragio de estos muchachos. Ya en el primer partido se mostraban perdidos, como que abandonaron el catenaccio y se animaron a atacar más. Los azzurros abandonaron la copa en manos, bah, en pies, del eslovaquito Vittek, que ahora comparte la punta de la tabla de goleadores con nuestro Higuaín. Chau Cannavaro, chau Pirlo, chau Gattuso. Ustedes sin algún tramposo estilo Materazzi no llegan muy lejos. Ya nunca alcanzarán en Copas la cantidad que posee Brasil. Nunca más.

¿Cómo seguirían las cosas? Ponele que a cuartos pasen Uruguay, Estados Unidos, Holanda, Brasil, España, Argentina, Alemania y Paraguay. Después los cruces serían Uruguay con Brasil y Argentina con España, y ahí sí, una final Brasil-Argentina es posible.

No me hagan caso. Un Mundial es tan raro y en mano de poderosos, que hasta puede ser Brasil-España, España-Argentina o, lo que es peor, Alemania-España.

Hoy termina la agotadora tercera ronda, 16 días de fútbolfútbolfútbol. A esta altura ya ni sé de qué color es la camiseta de Eslovenia, o si Beausejour juega para Argelia. Pero al toque ya empieza, mañana, otra andanada de 16 países eliminándose los unos a los otros, así hasta que queden los cuatro elegidos, los únicos que se ganarán un dinerito extra por un séptimo partido.

De momento, tras jugar 4 agotadores partidos, me voy al vestuario a pegarme una ducha.

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