DEPORTES › OPINIóN
› Por Miguel Rep
Les conté el otro día de la Logia de entusiastas racionales, con sede en el barrio de Boedo. Bien. La Hermandad también tiene sucursales en Brasil, y en Holanda. Ayer, estos últimos se apuntaron un poroto, lobbiando para que Brasil no jugase con la amarilla. No sé qué trámites habrá peleado la logia brasileña, pero los holandesas vencieron.
La táctica de Países Bajos triunfó, basada en la hipótesis de lo que significa para los brasileños los colores cálidos y los fríos, y un minucioso estudio de la reverberancia con que ciertos pigmentos afectan las retinas del Scratch. La cuestión es que lograron que Holanda jugara con la histórica naranja y los brasileños con la intrusísima azulada.
El primer tiempo los brasileños aplastaron a los de Robben, y Robinho hizo un golazo. Pero el intrincado aparato óptico de los morochos empezó a sufrir las consecuencias en el entretiempo, y en el complemento entraron con el ojo izquierdo. La tendencia de Kaká, Maicon y sobre todo de Felipe Melo y el arquero, a buscar en la tribuna camisetas amarillas, desorientó el jogo bonito y llegaron los dos centros letales (nótese que cuando F. Melo plancha a lo bestia a Robben y sale expulsado, la confusión se centra en que el holandés llevaba botines ¡amarillos!), y Holanda adentro. Rob Verf y todos los muchachos del pub holandés de Las Cañitas, contentísimos y ya destinados a ver dos partidos más ahí. ¿Con quiénes jugarán la final? El trabajo de la Logia sucursal holandesa fue festejada por la Fanathos porteña, admiradores como son nuestros racionales de las tácticas de los países fríos, mitteleuropeos, pero esa admiración se interrumpe hoy, contra los alemanes. Ya lo contamos el otro día: la posibilidad del triunfo de hoy sobre los germanos estaba basada en que Argentina saliera con la camiseta azul lisa, ésa que ayer derrotó a los brasileños, para que Messi se encendiera frente a la camiseta blanca teutona, que el 10 confundiría con la del Real Madrid, y así llegaría su esperado gol. Pero no se dio. Por eso, si los alemanes hoy pierden con su camiseta negra y nuestra Selección se impone con la rayada, la Logia, con sede en un jardín de infantes de la avenida Independencia, sentirá frustración, más allá del resultado. Argentina hoy podrá ganar, pero el Fanathos de acá no logró su objetivo, urdido durante casi una semana, por lo que los ingenieros, analista, psicólogos, panaderos, filatelistas y heladeros que integran el clan patrio ya se consideran fracasados. Y ésa será la perfecta excusa para estos muchachos a la hora de no festejar el triunfo.
El tema hoy es, ante cualquier posible adversidad con la pelota en juego, no desconcentrarse. Le pasó a México con Argentina luego del gol de offside de Tevez, el primero, que provocó la ira y el desmadre de los verdes, y ahí empezaron a caer. Ayer, los brasileños no soportaron el gol en contra, y perdieron el rumbo. A los europeos esas cosas les pasan poco. Profesionales, dejan la pasión de lado, si es que la tienen, y siguen adelante. Cuidado.
Desconcentración, tu nombre es Latinoamérica. Salvo, claro, para nuestros queridos uruguayos, ya entre los cuatro mayores, ellos, tan paisitos. De mano, de pique, como sea. Pero concentrados.
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