DEPORTES › EL VIEJITO DEL TABLON
› Por Osvaldo Bayer
Lo único que uno puede decir es que fue un muy buen partido. Vimos fútbol del bueno. Un equipo brillante, Alemania, con jugadores para sacarse el sombrero: Klose, el Poldi, Müller, por sobre todo. Velocidad, táctica, juego de equipo. Y el equipo argentino que sorprendido por ese primer gol del comienzo dio todo lo que podía, no le podemos reprochar nada, puso todo el coraje para por lo menos no caer por tantos goles. Pero no pudo hacer nada contra esa veloz aplanadora. Evidentemente el equipo nuestro no se había preparado contra ese gran obstáculo que es siempre el gol sorpresivo al comenzar. El empezar ya perdiendo. Atacó sí, con jugadas para aplaudir pero no supo defenderse ante la velocidad de los contraataques tedescos.
Nuestros jugadores tienen que ser aplaudidos cuando lleguen de regreso a Buenos Aires. Dieron todo lo que pudieron. Pero esto nos enseña que hay que moralizar las estructuras de nuestra institución del deporte más popular. La culpa no la tiene Maradona. Todo comienza por la cúpula, la estructura superior. Quien tiene que renunciar ahora es el señor Julio Grondona. Un nombre desde tiempos de la dictadura que maneja todo. Ese tufillo que se huele desde hace décadas acerca de las inmoralidades cometidas dentro del fútbol y de la mayoría de nuestros clubes mayores, debe acabar. Los estatutos tendrán que decir que ningún dirigente podrá estar al frente más de un período. Y no eternizarse ni rodearse de los que lo van a seguir durante décadas. A Maradona hágasele un monumento como el mejor jugador de nuestro fútbol, pero basta de aprovecharse de su figura o el aprovecharse él de ese mérito para volverse un dinosaurio de museo. La figura siempre presente. El hombre de los medios. El deporte tiene que ser deporte, ante todo, y no una mezcla de negocios, figuras mediáticas, para elevarlas a los altares.
Buenos jugadores los once nuestros. Dieron todo. Pero les faltó ilación, defensa, táctica. Es decir, todo aquello que se llama organización.
Entonces nada de llorar ni de reprochar a ninguno de los que actuaron ayer. Dieron todo lo que saben hacer, más todo el esfuerzo. Faltó cohesión, faltó conducción de equipo.
Lo que más me gustó de Alemania es el dato de que es el equipo más joven de todos los que participan. Enhorabuena. Si empiezan así, tendrán futuro.
Entonces, que nuestra derrota sirva para sanear las cúpulas burocráticas y limpiar todo lo que se trate del llamado negocio del fútbol, para que vuelva a ser un deporte. Y tienen que ser esas sacrificadas hinchadas que van de un lugar a otro con la camiseta puesta, las que empiecen a exigirlo desde las tribunas. No estarían mal que porten carteles en las tribunas con un “Basta de Grondonas”. Y hacerle a Maradona una fiesta final de homenaje y que luego vaya a escribir sus memorias, y no que todo se siga desarrollando alrededor de su figura. Porque si seguimos así terminará siendo rector de la Facultad de Filosofía, o presidente de la Nación .
Algo muy positivo del partido de ayer fueron esas lecturas previas de los capitanes de los dos equipos de un alegato contra la discriminación racial. Porque esos encuentros tienen que servir también para difundir todo aquello que nos lleve a la paz y el respeto entre todos los pueblos. La hermosa palabra: convivencia. Gracias jugadores argentinos y alemanes por el hermoso espectáculo deportivo de ayer.
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