Valentino Rossi es la única gran estrella global del motociclismo, un fenómeno reconocido por amigos y enemigos. A sus rivales los inquieta ver cómo vuelve siempre a la cima con voluntad de hierro, talento y el apoyo de su equipo y de su técnico, Jeremy Burgess. Los fans lo aman. Además, siempre está relajado y nunca pierde su sonrisa y sentido del humor.

Ahora Il Dottore, nueve veces campeón del mundo, está dispuesto a escribir un nuevo capítulo en su asombrosa vida de éxitos. El 5 de junio se cayó de su Yamaha por una distracción y se rompió la tibia de la pierna derecha en un entrenamiento para el Gran Premio de Italia, por lo que el mundo del motociclismo quedó en estado de shock. Nunca se había perdido una carrera por lesión y ahora se iba a perder lo que quedaba de temporada. Sus fieles desmontaron las tiendas de campaña en Mugello, otros pintaron pancartas para darle ánimo y hasta su compañero y máximo rival, el español Jorge Lorenzo, tuvo un mensaje de apoyo para Rossi. Los fans se preguntaban si tras la grave caída no sería el final definitivo de la carrera de Rossi en el mundo de las motos y si se pasaría al automovilismo, mucho más seguro. Ya probó el rally y hasta un Fórmula 1 con buenos resultados. El presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, no se cansa de hacerle guiños para atraerlo a la máxima categoría.

Pero Rossi respondió. Contradijo el pronóstico de muchos médicos, que hablaban de cinco o seis meses de pausa, y acortó los plazos hasta el punto de que ayer se subió de nuevo a su Yamaha con ayuda de unas muletas e hizo el séptimo mejor tiempo, a sólo siete décimas del español Dani Pedrosa, 42 días después de su accidente. Mañana quiere acabar el Gran Premio de Alemania en el circuito de Sachsenring. “Los tests han ido bien, pero una carrera completa es algo muy diferente. Necesito urgentemente la carrera del domingo y la de la próxima semana en Laguna Seca. Después de la pausa de verano quiero estar plenamente en forma y luchar por ganar”, señaló Rossi, que se mostró sorprendido por su rendimiento. “Estoy sorprendido por mi forma y realmente feliz de sentirme tan bien sobre mi moto. Sufro un poco en las curvas hacia la derecha, pero ya no me duele el hombro. Me duele un poco la rodilla cuando manejo, y el tobillo cuando tiro el pie hacia atrás”, reconoció Rossi, que igual se mostró feliz porque la mayoría de las curvas del circuito alemán son hacia la izquierda. A los fans lo único que les importa es que el ídolo corre de nuevo y los rivales no se confían de sus problemas ni de la falsa modestia. No son pocos los que creen que puede estar de nuevo en el podio.